Hombres enmascarados detuvieron este miércoles a uno de los los últimos líderes de la oposición bielorrusa que aún no había sido arrestado o partido al exilio, un mes después del inicio de un inédito movimiento de protesta contra el presidente Alexandr Lukashenko.

El abogado Maxim Znak, de 39 años, fue apresado en su oficina de Minsk, la capital bielorrusa, cuando se disponía a realizar una videoconferencia, indicó el servicio de prensa de su grupo de oposición en la red de mensajería Telegram.

«Znak vino a la oficina para participar en una videoconferencia a la cual finalmente no se sumó. Sólo pudo enviar una palabra ‘máscaras'», dijo el servicio de prensa, que publicó también una foto del abogado conducido por hombres enmascarados vestidos de civil.

Znak es uno de los siete miembros de la dirección del consejo de coordinación, un organismo formado para obtener la salida de Lukashenko y organizar la transición del poder.

Tras la detención de Znak, la Premio Nobel de Literatura Svetlana Alexievich es ahora la única dirigente de ese grupo aún en libertad en Bielorrusia. Los otros están detenidos o en el exilio, informó la agencia de noticias AFP.

La detención del Znak se produce exactamente un mes después de la elección presidencial que desencadenó una ola de manifestaciones sin precedentes contra la reelección de Lukashenko, de 66 años y en el poder desde 1994, acusado de fraude.

La principal figura de la oposición de Bielorrusia, Svetlana Tijanovskaya, quien enfrentó a Lukashenko en las elecciones del 9 de agosto, denunció lo que calificó de «secuestro» de Znak y reclamó su «liberación inmediata».

«Lukashenko tiene miedo de las negociaciones y trata (deteniendo y enviando al exilio a los opositores) de paralizar el trabajo del consejo de coordinación», dijo Tijanovskaya, quien se exilió bajo amenazas en Lituania tras los comicios.

«No hay alternativa a las negociaciones, y Lukashenko tiene que aceptarlas», agregó en un comunicado.

Pese a la represión de las manifestaciones y las presiones contra los opositores más destacados, la calle sigue movilizándose, reuniendo cada domingo desde hace cuatro semanas a más de 100.000 personas en Minsk.

La policía y los servicios secretos (KGB) no confirmaron la detención de Znak, pero lo se asemeja a lo que pasó con otros opositores, que fueron detenidos por hombres no identificados y dos días después aparecían como exiliados o encarcelados.

El gobierno bielorruso afirmó ayer que detuvo a Maria Kolesnikova, una de las líderes de las protestas, cuando huía del país hacia Ucrania.

Pero la oposición explicó que se trató de un intento fallido de exilio forzado, y detalló que ella «rompió su pasaporte» para impedirlo y escapó de un coche que lo transportaba, junto con otros dos opositores.

También hoy, Tijanovskaya pidió a los rusos que apoyen a los bielorrusos «en su lucha por la libertad» y a no creer en la «propaganda» que señala a los opositores como antirrusos.

En una entrevista con varios medios públicos rusos, Lukashenko aseguró que «si Bielorrusia cae, la próxima será Rusia».

Tras haber acusado a Rusia durante la campaña electoral de querer apartarlo por su negativa a someterse a las ambiciones de Moscú, Lukashenko dio un giro de 180 grados, pidiendo el apoyo ruso ante las protestas.

Ahora denuncia un complot occidental contra su país.