Los «chalecos amarillos» podrían describirse como un movimiento transversal y autónomo -sin dirección ni vínculos políticos- que está poniendo contra las cuerdas todo el sistema capitalista europeo y más allá. Francia, junto a la India, son hoy los dos grandes focos de resistencia contra el poder global

Se habla de «clima insurreccional» aunque todavía no es así, pero el discurso y las acciones cada vez más letales de represión son una excelente excusa para justificar una violencia policial cada vez más numerosa.

Desde que las protestas comenzaron en Francia van ya 10 muertos, 12 «chalecos amarillos» han perdido un ojo por los disparos policiales, 3 «chalecos amarillos» han perdido una mano por las granadas policiales y hay un total de 2.891 heridos de todas las consideraciones.

El gobierno, los medios de propaganda y sus panegiristas han dicho que estas cifras son falsas. En Catalunya ocurrió algo parecido y el poder PP, PSOE e, incluso, un amplio sector de los «comunes» vinculados a Unidos Podemos (caso Coscubiella) dijo que todo ello era falso, negando las evidencias

La policía dice que «defiende la República». Y lo mismo ha comenzado a decir el gobierno, que acaba de anunciar que serán «reprimidas duramente» todas las movilizaciones no autorizadas y no comunicadas previamente a la policía. Además, anunció  que 80.000 policías serán desplegados en toda Francia «para mantener el orden».

El ambiente de miedo es palpable, pero la resistencia continúa. Las plataformas para recaudar dinero en favor de los heridos han sido cerradas (como ocurrió en Catalunya con las páginas web pro-independentistas), las condenas por participar en piquetes que impidieron el paso a una refinería han sido de seis meses a un año (en el Estado canalla hay gente condenada por lo mismo). En al menos dos ciudades, Reims y Bourges, se han prohibido manifestaciones en el casco urbano. El ministro del Interior dice que cualquiera que participe en algún acto «será cómplice de la violencia».

En este escenario, es imprescindible señalar que la represión impuesta por el gobierno de Emanuelle Macron es acompañada por los partidos de derecha, izquierda y progresistas.  En tanto, la  mayoría de los franceses apoya a los chalecos amarillos.