SáBADO, 30 DE NOV

Cuatro escenarios para Trump: ¿Kennedy, Nixon, Clinton o Trump 2?

El ominoso Rusiagate, montado por la cábala de las dos dinastías de los Bush y los Clinton, sumadas al intrigante Obama, ha entrado a una delicada fase tanto por la investigación de Robert Mueller como por el Comité de Espionaje del Senado que ha citado a Paul Manafort, anterior jefe de campaña del presidente, a su hijo Donald Jr. y a su yerno Jared Kushner.

Por: Alfredo Jalife

The Washington Post inculpa a JK de haber arrojado a su cuñado debajo de un autobús ¡Uf!.

A nivel legal se anticipa que RM solicitará el impeachment de Trump al Congreso, donde se requieren 2/3 partes para ello en el Senado, hoy controlado por el Partido Republicano (PR), cuando la maquinaria legal está controlada por los Clinton y Obama en las otrora prestigiosas facultades de Derecho de Yale y Harvard. El tortuoso camino al impeachment no será sencillo y puede ser detenido en el Senado, siempre y cuando Trump siga obteniendo triunfos en las elecciones parciales, como ha sido el caso en cuatro recientes.

No es ninguna consolación que Trump ostente en los primeros seis meses de su mandato una pésima aceptación, cuando Hillary Clinton, la candidata del Partido Demócrata (PD), exhibe un rechazo mucho mayor. Más que del trumpismo propiamente dicho –fenómeno estructural demográfico supremacista–, hoy existen cuatro escenarios que decidirán el futuro de Trump que (de)penden de cuatro factores:

Desempeño del PR en las próximas elecciones.

La situación antigravitatoria de la Bolsa de Wall Street: una caída le perjudica, mientras su alza exorbitante lo mantiene a flote.

Más que el rechazo del Obamacare, que ridiculiza la incapacidad de maniobra política de los líderes del PR en el Congreso, la obtención del gasto mayúsculo para infraestructura por un billón de dólares, acompasados de megarecortes fiscales, puede significar el gran despegue de la economía, que no de sus finanzas, con lo cual EEUU podría empezar a paliar sus fenomenales déficits con Alemania y China,

Una aventura militar en uno de los eslabones más débiles del planeta.

Los tres primeros escenarios, como comenté con Carmen Aristegui, seguirían las suertes de los presidentes Kennedy (No.35),Nixon (37) y Clinton (42). El cuarto escenario, que habría que considerar lejos de los arrebatos catárticos, sería un Trump 2: su relección.

Escenario Kennedy: en EEUU el Deep State suele asesinar a sus presidentes indeseables, como sucedió con John F. Kennedy, lo cual está siempre presente para cualquier mandatario, en particular, para el controvertido Trump, quien ha significado un choque tectónico en la estructura fracturada y carcomida de ese país. Por lo pronto, uno de los presuntos esbirros del mega-especulador George Soros ha exigido el magnicidio anti-democrático de Trump en un tuit que luego borró.

Escenario Nixon: es el que anhelan y (re)claman George Soros y sus políticos controlados tanto del PD en su aplastante mayoría hasta el PR (el senador John McCain). Tim Kaine, fallido acompañante de Hillary a la vicepresidencia por el PD, ha elevado la puja, no vista durante el Watergate, al indiciar que el Rusiagate, en su variante del nepotismo trumpiano con Donald Jr., significa una traición a la patria ¡Uf! El Watergate obligó a Nixon a renunciar antes de que fuera defenestrado por el Congreso, lo cual puede ser imitado por el presidente no.45.

Escenario Bill Clinton: los extravíos eróticos de Bill Clinton con su becaria Mónica Lewinsky en la desacralizada oficina oral, más que Oval, de la Casa Blanca, merecían el impeachment, pero fue rescatado por su partido y sus aliados: los Bush. Cabe señalar que fue durante el sicalíptico mega-escándalo de Clinton –quien hoy opera como si nada hubiera ocurrido, y cobijado en la Fundación Clinton que destila un poderoso olor a azufre con sus aliados los hermanos Podesta, implicados en pedofilia –que libró sus guerras.

Trump puede ser vilipendiado y enjuiciado hasta la ignominia y al final de cuentas permanecer en la presidencia como Bill Clinton, si es que el PR le sigue siendo fiel ¿Cuáles son las guerras que podría librar como distractores de su socavón judicial? De la menos a la más probable: Rusia (pura cacofonía estéril), China (nada aconsejable cuando goza del paraguas nuclear de Rusia), Irán (una ominosa aventura sionista, con la que sueñan Newton Gingrich y la fauna publicitaria de Israel que controla gran parte de los multimedia de Occidente), Norcorea (que no sería un paseo dominical, y por alguna razón, desde Carter, los presidentes de EU se han auto-controlado), y Venezuela (el más vulnerable).

Los pletóricos detractores de Trump en EE.UU. han perdido de vista que ya controla la Suprema Corte con la reciente ascensión de Neil Gorsuch y que acaba de inaugurar el onceavo portaviones y primero a propulsión nuclear Gerald Ford, que costó 12 mil 900 millones de dólares, lo cual valió un tuit jubiloso de Trump, quien alardeó las 100 mil toneladas del portaviones como un mensaje al mundo.

Otro punto nodal que no puede ser soslayado es la enfermedad terminal del pugnaz y connotado senador John McCain (se le descubrió un glioblastoma cerebral), quien, desde el seno del PR y como caballo de Troya de George Soros y de un sector del Deep State, era el encargado de promover el impeachment de Trump.

Con la evicción de McCain, Trump ha pasado a una feroz contraofensiva mediante la despedida de su jefe de prensa, Sean Spicer, aliado de Paul Ryan –alicaído líder de la Cámara de Representantes– y la puesta en jaque de su pusilánime procurador Jeff Sessions, quien puede ser sustituido por alguien más combativo y experimentado, como Rudolf Giuliani.

Con todo y los defectos de Trump, hasta el célebre James Carville –supremo estratega electoral de los Clinton y el PD– reconoce que es muy difícil que su partido controle el Senado, por lo que queda claro que un impeachment provendría más bien de la voluntad del PR, donde los rebeldes han perdido vigor con la enfermedad de McCain.

4.- Escenario Trump 2: desde el primer día de su juramento, el republicano dio inicio a la recaudación para un segundo periodo que ha llegado a niveles récord. Amén de que Trump juega con la nada descabellada probabilidad de autoindultarse, con base en el artículo 2 de la Constitución, sus idólatras fundamentalistas blancos comparan su regreso en similitud al de Reagan.

En los tres primeros escenarios, quien tomaría las riendas del poder sería el vicepresidente, Mike Pence, a quien comienzan a sopesar los estrategas alemanes de corte financierista, pero confiesan que sería mucho peor.

Evidentemente, si Trump, un pendenciero nato, supera los tres primeros escenarios habría que tomar muy en cuenta el cuarto.

 

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