Venezuela se ha mantenido en los últimos años, inamovible en la agenda política de la región. Sea por las innovaciones institucionales planteadas por el gobierno de Caracas, las anécdotas del ex presidente Hugo Chávez (1954-2013), o recientemente por los hechos de violencia en el país; por lo bueno y por lo malo, Venezuela ha sido el disparador que ha dividido a los partidos políticos latinoamericanos en materia de política exterior. Sin embargo, nunca desde la asunción de Chávez como presidente en 1999, la comunidad internacional tuvo una respuesta tan categórica ante las recientes elecciones en el país.

Pero ¿qué es lo que realmente ocurre en Venezuela? Aquí te presentamos cuatro claves para entender qué es lo que está sucediendo.

El heredero

Nicolás Maduro Moros es sin dudas, el heredero que Chávez designó para sucederlo en el liderazgo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). La decisión fue apresurada, a tres meses del fallecimiento de Chávez. La enfermedad que lo aquejaba y una operación inminente con resultado incierto, empujaron al ex líder venezolano a tomar su decisión y así, evitar que las distintas facciones del chavismo se fragmentaran por llenar el vacío de su liderazgo. Nuevamente, la lectura política de Chávez fue acertada, y con todo el PSUV detrás de Maduro, el chavismo (ahora sin Chávez) pudo conservar el poder a escasos votos de diferencia del entonces candidato opositor, Henrique Capriles Radonski.

El trabajo de Maduro era continuar los ejes de la revolución bolivariana. El dirigente socialista había sido legislador y Canciller con Chávez, y se presentaba como el ala moderada del PSUV. Su pasado como estudiante maoísta, su origen civil y su activismo gremial, resaltaba sus habilidades sociales y su capacidad para tejer acuerdos; al tiempo que su pasado como jefe de la diplomacia venezolana, hacía prever que mantendría al país con los apoyos políticos que a Chávez tanto le costó conseguir.

Maduro anunció entre llantos la muerte de Chávez, se enfrentó con vehemencia en la campaña electoral del 2013 y se puso la banda presidencial con mucha soltura. Sin embargo, llegó la crisis del petróleo, se incrementaron los niveles violencia urbana y en las farmacias empezaron a faltar medicamentos. Pronto el chavismo cerró filas en la defensa del presidente, y Maduro demostró que pudo efectivamente heredar la estructura política de Chávez, aunque no los códigos para poner a la maquinaria a funcionar.

Las elecciones

En las elecciones presidenciales del pasado 20 de mayo, Maduro obtuvo casi un 70% de los votos. Estas cifras soviéticas contrastan con los niveles elevados de abstencionismo ciudadano, en torno al 50% de los electores habilitados para sufragar no concurrieron a las escuelas habilitadas. No obstante, el escenario se montó para los festejos y los dirigentes uniformados con sus camisas rojas, elevaron sus puños ante una multitud que aclamaba. El discurso de Maduro tuvo un tono menos triunfalista y abogó por la unidad nacional, al tiempo que aseguró que se sería presidente para los que votaron a favor de la revolución “y para los que no” (…) “para los que viven en esta hermosa tierra y de quienes lo hacen más allá de nuestras fronteras”. Expresiones que convocaban con timidez a eliminar barreras, mientras se visibilizaba un tabú explícito en el manual de discursos del madurismo: el actual éxodo de venezolanos huyendo del país, sobre lo que hablaremos más tarde.

Maduro anuncia la victoria y se abre la algarabía en la gente. Las sonrisas de par en par entre los dirigentes subidos al escenario, contrasta con la imagen de algunos militares de civil que con la expresión fija miran hacia el público, preparados para cualquier eventual ataque.

Según información del Consejo Nacional Electoral, Nicolás Maduro obtuvo 5,8 millones de votos; mientras el ex chavista Henri Falcón, cosechó 1,8 millones de sufragios. El ex gobernador del Estado de Lara fue duramente criticado por el arco opositor, que decidió no presentarse a las elecciones presidenciales ya que no se contaban con mínimas garantías institucionales.

Principalmente, las críticas apuntan a los dirigentes políticos presos y un Parlamento literalmente cerrado por órdenes del Ejecutivo nacional que, a diferencia de los sistemas parlamentarios europeos, no cuenta con atribuciones constitucionales para tamaña decisión.

Algunos dirigentes opositores llaman a la reflexión de la Mesa de Unidad que integra a todos los partidos opositores al PSUV, y piden elaborar “una estrategia y acción de fuerzas unitarias”. Capriles sostuvo que no se deben “cometer los mismo errores del pasado (…) y defender una propuesta común con un plan de gobernabilidad democrática”.

El éxodo

De un total de 30 millones de ciudadanos, al menos 4 millones han salido en los últimos 3 años a causa de los problemas económicos en el país, el incremento de la violencia urbana, la proliferación de las redes de trata y la tensión política. “No tenemos vacunas, con lo cual toca irnos para Colombia para hacerla vacunar”, menciona una mujer de unos veinticinco años de edad que junto a su madre y su bebe en brazos, caminan a pie por la frontera. “En Caracas tenemos dos horas de luz por día y solo tres de agua, no se
puede vivir así”, opina un anciano sentado en una silla improvisada esperando su turno para ingresar a Colombia. Al igual que la falta de servicios públicos, la inflación del 12.600% anual desabastece de productos a todas las góndolas venezolanas. Lo cual deprecia la moneda de manera alarmante. Como nota de color, cabe subrayar la inventiva de algunos artesanos venezolanos que realizan carteras y accesorios de vestimenta confeccionados con los bolívares para venderlos a Colombia. “Con lo que se arma una bolsa [cartera] se podría comprar sal”, comenta uno de ellos.

Ante estos indicadores, el gobierno se encuentra desorientado y mantiene precios irrisorios al combustible, en torno de 1 bolívar por litro, mientras una botella de agua roza los 6000 bolívares en el mercado.

Las rutas del exilio son principalmente Colombia, Chile y Perú, pero importantes contingentes de venezolanos también han arribado a la Argentina en búsqueda de empleo, o tan siquiera para escapar de la situación en su país.

Presión internacional (y local)

Pocas veces se ha visto a Venezuela tan aislada como ahora. La Unión Europea no reconoce los resultados de las elecciones venezolanas y Estados Unidos ha impuesto sanciones a los funcionarios del madurismo 1 . China y Rusia aunque apoyan políticamente al régimen, tienen poca paciencia económica para seguir colaborando con los indicadores macroeconómicos venezolanos sin que se vislumbren resultados a mediano plazo. En la región, los apoyos son escasos. Bolivia, El Salvador, Cuba y una Nicaragua envuelta en conflictos sociales, son parte del núcleo duro de apoyo a Maduro

1 Las sanciones a Venezuela, como la posición del gobierno de Estados Unidos, pueden ser leídas en un comunicado de prensa del Departamento de Estado “Venezuela’s Undemocratic Electoral Process Share”, 20 mayo, Washington.

Maduro. Más tímidamente le siguen Ecuador y Uruguay que asustados por el avance de los gobiernos de derecha, buscan poner cordura en una región fuertemente polarizada. Los pesos pesados de la región, México, Brasil y Argentina son los tres abiertamente contrarios al gobierno de Caracas y han expedido a primera hora, los comunicados de sus cancillerías para anunciar el no reconocimiento de los resultados de las elecciones.

En Argentina, las voces contrarias a Maduro son más fuertes que nunca. Tanto el oficialismo como una parte significativa de la oposición, han lanzado críticas al sistema político venezolano, entre los que también se encuentran dirigentes del peronismo como Sergio Massa o Juan Manuel Urtubey. Más tímidos, algunos peronistas evitan declaraciones sobre Maduro, pero por lo bajo reconocen el giro político del país “Maduro no es Chávez”, sentencia un dirigente con peso en el PJ santafesino. El PS local, ha mantenido la coherencia discursiva y al igual que con Chávez, no ha reconocido a Maduro como dirigente democrático. Mientras que el ala radical, es abiertamente contraria al Ejecutivo bolivariano. Solo algunas expresiones de la izquierda local no peronista, como Patria Grande o Ciudad Futura, han reconocido el apoyo a Maduro.

Nunca como antes, el gobierno de Venezuela ha sentido el aislamiento político como ahora, y la presión internacional hace sentir su peso. De seguir este derrotero, algunos analistas sugieren que Venezuela podría continuar el sendero aislacionista de Cuba, sin embargo, parece poco probable que el particular aislacionismo de la isla pueda amoldarse a las características de Venezuela. Sin embargo, muchos coinciden en la enorme dificultad de que Nicolás Maduro pueda llegar al 2025 comandando el Ejecutivo venezolano. El escenario continúa abierto.

*Licenciado en Relaciones Internacionales y Director del Consejo de Estudios Interdisciplinarios Económicos y Políticos www.CEIEP.org
**Fotografías de Алексей М y Esteban Vega La-Rotta.