Diputados que investigan los atentados terroristas que sacudieron Reino Unido en 2017 afirmaron el jueves que los servicios de inteligencia interior, MI5, desaprovecharon oportunidades claves para impedir el ataque cometido al terminar del concierto de Ariana Grande en el Manchester Arena.

El comité parlamentario sobre Inteligencia y Seguridad, cuya misión es escrutar el trabajo del gobierno en estos temas, acusó también a los «proveedores de servicios de comunicación» de proporcionar un «refugio seguro» a los terroristas, en una aparente referencia al encriptado de los mensajes que impide su vigilancia por las autoridades.

Afirmaron asimismo que se habían ignorado sus anteriores recomendaciones basadas en previos errores de seguridad.

Reino Unido fue escenario en 2017 de cinco atentados terroristas: en Westminster, el puente de Londres, Finsbury Park y la estación de metro Parsons Green en Londres y en el estadio de Manchester donde acababa de actuar la artista estadounidense.

Este último atentado, perpetrado por Salman Abedi, un británico de 22 años y origen libio, dejó 22 muertos cuando los espectadores salían del concierto de Ariana Grande.

En total, 36 personas murieron en los atentados de ese año en el país.

En un informe publicado el jueves, los miembros del comité parlamentario afirmaron que el MI5 actuó demasiado despacio cuando se les señaló el perfil sospechoso de Abedi y desestimó incluirlo en un programa preventivo de desradicalización.

Abedi visitó a un extremista en prisión en más de una ocasión pero ni el MI5 ni la policía tomaron ninguna medida.

Así, el MI5 no le impuso restricciones de viaje, ni vigilancia, lo que le permitió regresar de Libia sin ser detectado poco antes del atentado.

«Hubo un número de fallos en el tratamiento del caso de Salman Abedi y aunque es imposible decir si estos habrían impedido el devastador atentado del 22 de mayo, concluimos que, como resultado de dichos fallos, se desperdiciaron oportunidades potenciales de evitarlo», escribió el comité.

La policía antiterrorista británica reaccionó afirmando que estudiará las conclusiones del informe «con mucha atención».

«Estamos profundamente determinados a aprender para mejorar nuestra respuesta a una amenaza que evoluciona», agregó.

«Desesperadamente obsoleto»

El comité identificó 12 «problemas transversales» que jugaron un rol en al menos dos de los atentados.

Así, por ejemplo, «el sistema para regular e informar de la compra de ingredientes utilizados para fabricar explosivos estaba desesperadamente obsoleto», fustiga el informe, añadiendo que esto facilitó la realización de los atentados.

También lamenta que no fueran escuchados sus llamamientos previos a los «proveedores de servicios de comunicación» para que subsanasen sus fisuras.

El comité señala así que hace cuatro años concluyó que estas empresas no estaban impidiendo que sus sistemas de comunicación «fuesen utilizados como un refugio seguro por extremistas y terroristas».

«Hemos visto que los llamados al sentido de responsabilidad corporativa y social no tuvieron como resultados que hicieran los cambios requeridos, y de nuevo estas fisuras fueron utilizadas por los autores de los atentados de 2017», afirmaron sin más precisiones.

Según el comité, el MI5 y la policía antiterrorista británica quieren aprender de sus errores pero «el gobierno no actuó» siguiendo sus recomendaciones.

«Las lecciones de los trágicos acontecimientos del año pasado deben ahora tener como resultado una acción real», enfatizaron.

La investigación parlamentaria no incluyó completamente el atentado con bomba en la estación del metro londinense en Parsons Green porque el ministerio del Interior no proporcionó todas las pruebas a tiempo.

«De lo que hemos visto hasta ahora, hubo fallos fundamentales en la gestión de este caso», afirmó el comité, asegurando que la «letanía de errores» cometidos por el ministerio, la policía y las autoridades locales necesitan ser revisados por separado.