Cinco militares turcos murieron hoy en un ataque del Ejército de Siria en la norteña provincia siria de Idleb al que Turquía respondió con bombardeos, en una nueva escalada entre los países vecinos una semana después de otro mortífero enfrentamiento.

El Ministerio de Defensa turco dijo que los cinco soldados muertos y otros cinco que resultaron heridos eran parte de refuerzos enviados recientemente a Idleb, donde el Ejército sirio redobló en diciembre una ofensiva contra rebeldes apoyados por Turquía.

Los combates en Idleb, último bastión en Siria de los insurgentes alzados en armas contra el gobierno desde 2011, han desplazado a más de medio millón de personas y hecho añicos un alto el fuego acordado entre Turquía y Rusia en 2018.

Turquía respalda a algunos de los rebeldes de Idleb, entre los que destaca la ex rama siria de la red Al Qaeda, mientras que Rusia apoya militarmente la ofensiva siria en la región.

Tras el ataque que mató a los cinco soldados, las fuerzas turcas «respondieron con intenso fuego» contra objetivos de las fuerzas del presidente sirio, Bashar al Assad, dijo el Ministerio de Defensa turco en un comunicado.

La cartera detalló que «hasta 115 objetivos sirios fueron atacados de inmediato en la región» y que «101 elementos del régimen (de al Assad) fueron neutralizados», informó la agencia de noticias EFE.

El Ministerio agregó que los ataques destruyeron tres carros de combate, dos piezas de artillería y un helicóptero y que los bombardeos continuarán «en el marco de la defensa propia».

La ONU dijo hoy que la cifra de desplazados desde el 1 de diciembre por la violencia en Idleb llegó a 700.000, un fuerte aumento respecto de los casi 600.000 registrados hasta la semana pasada.

«Esto es más de 100.000 personas en poco más de una semana», dijo el vocero regional de la ONU David Swanson.

En Idleb viven unos 3 millones de personas, y más de la mitad son desplazados de otras partes de Siria.

El director de comunicación de la Presidencia turca, Fahrettin Altun, calificó en su cuenta en Twitter el ataque sirio de «crimen de guerra, no solo contra Turquía, sino contra toda la comunidad internacional».

«La sangre de nuestros compañeros de armas mártires o heridos no será en vano. Nuestro legítimo derecho a la defensa propia se aplicará de la forma más dura», agregó.

Hace una semana, otro enfrentamiento entre los Ejércitos de ambos países en Idleb dejó ocho soldados turcos y al menos 13 sirios muertos.

El Ejército turco tiene desplegados 12 puestos de observación en la región de Idleb en virtud del acuerdo de septiembre de 2018 con Rusia, según el cual Idleb sería una zona de distensión en la que estarían prohibidos los ataques y las ofensivas militares.

Con el alto el fuego colapsado, Turquía exige el fin inmediato de las hostilidades.

Su presidente, Recep Tayyip Erdogan, amenazó con usar la fuerza si las tropas de al Assad no se retiran de la provincia antes de fin de mes.

El sábado pasado, una delegación rusa encabezada por el vicecanciller Serguei Vershinin llegó a la capital turca para reunirse con altos cargos turcos y encontrar una solución.

Sin embargo, las negociaciones aún no dieron resultado, y hoy se reanudaron en Ankara.

«Hemos dejado claro que, si siguen las agresiones del régimen, nosotros daremos los pasos necesarios», dijo sobre la reunión del sábado el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu.

El ministro no descartó una reunión entre Erdogan y su homólogo ruso, Vladimir Putin, para hallar un consenso.