La corte suprema de Brasil decidió este miércoles que el presidente del Senado, Renan Calheiros, puede mantener su cargo, contrariamente a lo ordenado por uno de sus jueces, pero lo excluyó de la línea de sucesión presidencial, por estar procesado.

Por seis votos contra tres, el Supremo Tribunal Federal (STF) adoptó esa solución de compromiso, para alivio del presidente conservador Michel Temer, que cuenta con el apoyo de Calheiros para concluir la semana próxima su primera gran reforma de ajuste fiscal.

El juez Marco Aurelio Mello había ordenado el lunes suspender al legislador de 61 años de su cargo, a pedido de un partido de la oposición, que alegaba que una persona confrontada a un proceso judicial, como Calheiros, no podría mantenerse en la línea de sucesión presidencial.

Los seis jueces vencedores concordaron con este último punto, pero defendieron, en nombre de la armonía entre los poderes, que no es necesario despojarlo del comando de la cámara alta para quitarlo de la línea sucesoria.

Esta solución fue propuesta por el juez Celso de Mello, quien argumentó que los eventuales sustitutos del primer mandatario, en caso de enfrentar un proceso, quedan «imposibilitados únicamente de ejercer el oficio de presidente de la República», pero pueden conservar su «titularidad funcional».

Sin embargo, de forma unánime los jueces del STF criticaron la actitud de Calheiros, quien desoyó la decisión judicial que el lunes ordenaba su suspensión, por considerarla «monocrática» y perjudicial para la democracia.

«Una orden judicial tiene que cumplirse para que prevalezca el orden jurídico y no el voluntarismo de quien sea», discursó la presidenta del tribunal, Carmen Lucia, que apoyó pese a todo el voto mayoritario para mantener a Calheiros en el cargo.

El presidente del Senado -que lo es también del Congreso- enfrenta un juicio por peculado, ante un presunto desvío de dinero público para pagar la pensión alimentaria de una hija nacida de una relación extramarital.

También es objeto de numerosas investigaciones relacionadas a la enorme red de desvíos en la estatal Petrobras. El domingo pasado, decenas de emiles de personas pidieron en todo el país su apartamiento del poder.

La cautelar que pedía suspenderlo mantuvo en vilo a los mercados y a la clase política en Brasilia, que enfrenta severas turbulencias, golpeada por sucesivos escándalos de corrupción.

El episodio de Calheiros llevó a su punto más álgido la guerra entre poderes que se ha instalado en los últimos meses.

Mientras los legisladores denuncian abusos por parte del Poder Judicial -que tiene a muchos de ellos bajo la mira por corrupción- jueces y magistrados aseguran que el Legislativo intenta cercenar su trabajo creando normas para intimidarlos.

Calheiros deberá en consecuencia del voto del STF presidir el martes próximo la segunda y última votación del Senado sobre la enmienda constitucional que prevé congelar los gastos públicos durante 20 años.

Corte suprema de Brasil decide sobre futuro del presidente del Senado