Como respuesta a las sanciones de la ONU y las maniobras militares de Corea del Sur y Estados Unidos, Corea del Norte disparó hoy cinco misiles de corto alcance al mar, el cuarto lanzamiento de este tipo en lo que va de mes.

Los proyectiles del Ejército Popular norcoreano cayeron en aguas del Mar del Este (Mar de Japón) tras recorrer unos 200 kilómetros desde la base de lanzamiento en la localidad de Hamhung, en la costa oriental del país.

La maniobra se produjo poco antes de que las autoridades de Corea del Sur y Estados Unidos iniciaban en Seúl una reunión bilateral de alto nivel para coordinar la aplicación de las sanciones impuestas a Pyongyang por sus recientes ensayos nucleares y de misiles.

El enviado de Seúl para la paz y la seguridad en la península coreana, Kim Hong-kyun, comenzó una reunión con los representantes de EE.UU. para las sanciones, Sung Kim y Daniel Fried, poco después de que Corea del Norte efectuara el lanzamiento de hoy.

«Vamos a revisar y debatir maneras de maximizar la presión sobre Corea del Norte aplicando efectivamente tres ejes: la resolución del Consejo de Seguridad (de la ONU), las sanciones unilaterales de Corea del Sur y EE.UU. y la presión de la comunidad internacional», afirmó un funcionario en declaraciones a la agencia de noticias Yonhap.

El régimen comunista ya disparó misiles de corto alcance en dos ocasiones de este mes, los días 3 y 10, y el pasado viernes lanzó dos misiles Rodong de alcance medio que despertaron una mayor alerta y generaron fuertes críticas de la comunidad internacional.

Por el momento, el Gobierno surcoreano no ha confirmado qué tipo de proyectiles fueron lanzados hoy, pero descuentan que son de corto alcance, según indicó a la agencia EFE un portavoz del Ministerio de Defensa en Seúl.

El nuevo ensayo de misiles fue detectado por las Fuerzas Armadas del Sur, que reforzaron su postura de defensa y extremaron su vigilancia sobre las tropas del país vecino ante la posibilidad de nuevas acciones militares.

El lanzamiento se considera una violación de las resoluciones impuestas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU), que prohíben a Corea del Norte disparar misiles balísticos o desarrollar tecnología relacionada con estos proyectiles.

El Gobierno de China se apresuró a emitir una respuesta en la que instó a Corea del Norte a no llevar a cabo cualquier tipo de acción que pueda violar las citadas resoluciones, según declaró un portavoz del Ministerio de Exteriores en Beijing.

Además, instó a las partes implicadas a «reaccionar con calma y moderación para no agravar las tensiones», un mensaje que la Cancillería china acostumbra a reproducir cuando se produce algún conflicto con Corea del Norte.

El órgano ejecutivo de Naciones Unidas adoptó a principios de este mes duras sanciones contra Pyongyang, entre las que se incluye la prohibición de importar carbón y otros minerales del país asiático, que le sirven como una importante fuente de divisas.

Seúl y Washington adoptaron por su parte una serie de medidas unilaterales para presionar al régimen norcoreano a abandonar sus programas de desarrollo nuclear y de misiles.

Como representantes para las negociaciones a seis bandas sobre la desnuclearización de Corea del Norte (en las que participan las dos Coreas, Japón, China, Rusia y EE.UU.), Kim Hong-kyun y Sung Kim se reunirán mañana por separado para tratar el asunto.

Japón, por su parte, consideró que el nuevo lanzamiento de misiles no constituye una amenaza directa contra la seguridad del país, porque no se confirmó que fueran lanzados en dirección a Japón, según sostuvo el ministro nipón de Defensa, Gen Nakatani, que en declaraciones a los medios recogidas por la cadena pública NHK .

Nakatani aseguró, no obstante, que Tokio continuará reuniendo y analizando información, así como vigilando la situación mientras trabaja estrechamente con Washington y Seúl.

Mientras tanto, Corea del Sur y EE.UU. siguen realizando desde principios de este mes sus maniobras militares de primavera, que este año son de mayor magnitud que en ocasiones anteriores como respuesta a las pruebas nucleares y de misiles de Pyongyang.

Los ejercicios Foal Eagle y Key Resolve (este último concluyó el pasado viernes mientras el primero se prolongará hasta fines de abril) desplegarán en conjunto a más de 17.000 efectivos militares estadounidenses y 300.000 surcoreanos.

Corea del Norte considera estas maniobras un «ensayo de invasión» de su país y además de los cuatro lanzamientos de misiles al mar, amenazó con un ataque «preventivo».

Estados Unidos mantiene 28.000 soldados estacionadas de forma permanente en Corea del Sur, país al que se compromete a defender en caso de un hipotético conflicto con el Norte como herencia de la Guerra de Corea (1950-53), finalizada con un armisticio que nunca se llegó a reemplazar por un tratado de paz definitivo.