El congreso de curas casados llegados de prácticamente todos los países europeos maneja estas cifras, pero sobre todo atiende a los principios. “El celibato obligatorio es una norma disciplinar impuesta en un momento determinado. No afecta al núcleo de la fe y, por tanto, puede ser derogada en cualquier momento por el Papa. De hecho, en todas las demás Iglesias cristianas, el celibato, cuando existe, es opcional. Es decir, los sacerdotes ortodoxos, anglicanos y protestantes pueden casarse o permanecer célibes«.

En cambio, en la Iglesia católica, el celibato es obligatorio, es decir, una conditio sine qua non para poder ser cura”, sostiene Julio Pinillos, casado y, pese a todo, aceptado como cura en una comunidad de feligreses en una de las barriadas de Madrid. Pinillo fue presidente de la federación internacional de curas casados entre 1993 y 2003.

Desde la jerarquía eclesiástica se han manifestado posiciones diferentes ante este objetivo. Muchos fueron los que les cerraron la puerta, pero muchos e importantes los que les “alentaron con tonos y frases muy esperanzadoras”, dicen en un documento interno.

El cardenal Lorscheider (Brasil) les dijo: “Ustedes no son desertores sino pioneros”; el cardenal Dom Luciano (Brasil): “¿A qué este desperdicio de curas?»; el cardenal Hume (Inglaterra): “Hablaré con Roma”; el obispo Pere Casaldáliga, en una eucaristía en su casa de Sao Felix (Brasil): “Os ha tocado defender el celibato opcional, como a mí defender a los pobres de Brasil. Hacedlo con dignidad, perseverancia y diálogo”, y el obispo Alberto Iniesta (emérito de Madrid): “El Evangelio no me autoriza a deciros que lo que estáis intentando no sea evangélico. Va a ser un camino largo. Hacedlo desde y con la comunidad.”

Hay en todo el mundo unos 90.000, de los que algo más de 6.500 son españoles. Son muchísimos si se tiene en cuenta que la Iglesia romana tenía el año pasado 413.418 curas (19.058 en España), además de un grave problema de vocaciones. Las proporciones entre fieles y curas preocupa, según estimaciones del propio papa Francisco: 2.939 feligreses por sacerdote y 236.555 por obispo. Este es el primer análisis del Congreso Internacional de la Federación Europea de Curas Católicos Casados que se celebra este fin de semana en el centro de congresos Fray Luís de León, en Guadarrama (Madrid).

En contados casos, el cura casado ha seguido ejerciendo como tal con el consentimiento tácito de su obispo. Europa es el continente donde más se aprecia la crisis del catolicismo. Al descenso de vocaciones sacerdotales, se une una disminución del 9% de párrocos en activo y el envejecimiento del clero restante (66 años de media de edad).

¿Son la solución los curas casados, mejor dicho, decretar el celibato opcional, no obligatorio, como han hecho las demás religiones cristianas, e incluso abrir el sacerdocio a la mujer, como las iglesias protestantes? Francisco tiene sobre la mesa esas opciones. Incluso ha reconocido que la relajación de las leyes del celibato es una puerta abierta, descartando, en cambio, de raíz, la ordenación de mujeres.

En abril de 2014,“el celibato obligatorio no es un dogma de la Iglesia y puede ser discutido porque se trata de una tradición eclesiástica”, había dicho el primer ministro del Papa.

La ley del celibato obligatorio (de forma que la ordenación sacerdotal se convierte en impedimento para contraer matrimonio) fue promulgada en el II Concilio de Letrán, en 1139. Hasta entonces, los sacerdotes se casaban, y también algunos papas. Aunque el Vaticano II pareció que iba a abrir una puerta hacia el celibato opcional, las reglas no se han movido. Pero sí lo han hecho decenas de miles de sacerdotes, en una crisis que ha diezmado, o más, los efectivos clericales.

El debate ahora parece imparable. Los curas casados, sin embargo, han sufrido un calvario.

El celibato opcional, es un trámite que lleva años y que no siempre termina bien. En contados casos, el cura casado ha seguido ejerciendo como tal con el consentimiento tácito de su obispo, siempre que hubiera una comunidad de fieles que lo aceptase. Hay cientos de casos en España. También hay ya medio millar de sacerdotes casados a cargo de parroquias por encargo episcopal. Se trata de sacerdotes llegados de los países del Este de Europa, en suyas iglesias, ortodoxas pero católicas, sí pueden casarse.

El porcentaje de aceptación del cura casado, según las últimas estadísticas publicadas, asciende al 80% en Estados Unidos, el 75% en Europa y del 73% en España. Además, se debaten otros principios, que son objetivos “de menos a más”, en palabras de Pinillos: “la defensa del celibato opcional, más la renovación de los ministerios y la procura de una Iglesia servidora del hombre de hoy”.