La guerra en Ucrania y la intervención en persona de su presidente, la emergencia climática y los llamados de países emergentes a acelerar el combate a la pobreza y las desigualdades tomarán el centro del escenario desde este martes en la ONU con el inicio de los discursos de líderes mundiales ante la Asamblea General del organismo.

La segunda reunión de gobernantes en la sede de la institución en Nueva York totalmente presencial desde que la pandemia de coronavirus perturbó los viajes internacionales, hace tres años, llega en un momento de creciente polarización y de crisis combinadas, el más peligroso desde el fin de la Guerra Fría, según diplomáticos y analistas.

La invasión rusa de Ucrania iniciada en febrero de 2022, nuevas crisis políticas en América Latina y África occidental, el persistente coronavirus, inestabilidad económica, creciente iniquidad y desastres naturales más frecuentes, como terremotos, inundaciones e incendios, configuran una mezcla de desafíos cada vez más acuciante.

En este contexto, este año el tema del Debate General de la Asamblea General de la ONU -como se llama a los seis días de discursos de líderes nacionales- será «Reconstruyendo la confianza y la solidaridad global: acelerando la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible hacia la paz, prosperidad y progreso para todos».

Los países emergentes han hecho una prioridad de las 17 metas fijadas para el fin de la década, que incluyen acabar con la pobreza extrema y el hambre, asegurar una educación secundaria de calidad para todos los niños, lograr la igualdad de género y adoptar acciones urgentes para combatir el cambio climático y el calentamiento global.

Al ritmo actual, se espera que no se alcance ninguna de ellas.

Al inicio de una cumbre especial de dos días sobre los objetivos de desarrollo que se celebra al margen del Debate General, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo ante decenas de líderes que «ha llegado la hora» de actuar para cumplir las promesas de mejorar el futuro de la humanidad.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por los estados miembro en 2015 para lograr un futuro mejor son esenciales para «más de la mitad del mundo» y «encarnan las esperanzas, sueños, aspiraciones y expectativas de las personas de todo el mundo», dijo Guterres, que dará el discurso que inaugura el Debate General.

«Ha llegado la hora de que los escuchen», agregó a su audiencia.

Según una declaración adoptada por consenso al comienzo de la cumbre sobre los ODS, los estados miembros se comprometieron a «actuar sin demora» para hacer real este «plan de acción para la gente, el planeta, la prosperidad, la paz y la asociación, sin dejar a nadie atrás».

La declaración agregó que, en esta óptica, los Estados deberían «apoyar» una reforma de la arquitectura financiera internacional que saque a muchos países en desarrollo de la parálisis en que se encuentran por el peso de su deuda, una exhortación hecha por países del Sur Global en una cumbre del G77+China celebrada días atrás en Cuba.

Ante las reivindicaciones y resentimiento de las naciones del sur, diplomáticos occidentales reafirmaron que el desarrollo es prioridad.

«Los más vulnerables en el mundo nos miran», declaró la embajadora estadounidense en la ONU, Linda Thomas-Greenfield, en el evento presidido por Guterres.

Cumbres y reuniones de alto nivel para discutir asuntos globales -incluyendo una sobre cambio climático-, así como encuentros bilaterales -entre ellos uno de los presidentes de Estados Unidos y Brasil, Joe Biden y Luiz Inácio Lula da Silva- también están previstos en la ONU en la semana más intensa del año en términos diplomáticos.

De cara a la cumbre sobre calentamiento global del miércoles, el papa Francisco pidió al planeta unión para hacer frente al desastre climático, en medio de predicciones de expertos de que 2023 será el año más caluroso de la historia de la humanidad.

«Es hora de trabajar juntos para detener la catástrofe ecológica antes de que sea demasiado tarde», declaró el Papa durante una videoconferencia con el expresidente estadounidense Bill Clinton, en la apertura de la Iniciativa Global Clinton de este año, en la sede de Naciones Unidas.

Se espera que presidentes, primeros ministros y reyes de 145 de los 193 países de la ONU, entre ellos el presidente Alberto Fernández, den discursos ante la 78ª Asamblea General, un alto número que refleja la multitud de crisis globales y la necesidad de abordarlas urgentemente.

Biden, Lula y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, estarán entre los líderes que hablarán el primer día. Lula será el primero, siguiendo una tradición que se remonta varias décadas.

La de Zelenski será su primera aparición en persona en la ONU desde el comienzo de la invasión rusa de su país, luego de que la Asamblea General votara en 2022 para concederle una dispensa y permitirle transmitir un discurso pregrabado en Ucrania.

Pero el desfile de oradores estará marcado por ausencias clave: mientras que todos los países enviarán a representantes, los líderes de los demás miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, además de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China y Rusia, no estarán presentes.

El presidente chino, Xi Jinping, asistió el mes pasado a una cumbre del grupo BRICS de naciones emergentes que se realizó en Sudáfrica, pero no irá a la ONU.

El presidente ruso, sobre el que pesa una orden de captura internacional de la Corte Penal Internacional (CPI) por presuntos crímenes de guerra en Ucrania, no fue a Sudáfrica y tampoco estará en Nueva York.

El presidente francés, Emmanuel Macron, quien sí estuvo en la ONU el año pasado, esta vez se quedará en su país para recibir al rey Carlos III del Reino Unido, mientras que Rishi Sunak, que citó problemas de agenda, será el primer premier británico en ausentarse del Debate General en una década.

Líderes de otros grandes países, incluyendo a India, que acaba de ser sede de una cumbre del G20 este mes en Nueva Delhi, y México, también enviarán a ministros en sus lugares.

Las ausencias hacen prever un mayor interés aún por el ya de por sí muy esperado discurso de Zelenski, con la guerra en Ucrania en su mes número 19 y sin un final a la vista.

El presidente, además, asistirá el miércoles a una reunión del Consejo de Seguridad centrada en los principios de la Carta de la ONU, que requiere a los países respetar la soberanía y la integridad territorial de los demás.

La sesión podría reunir en torno a una misma mesa a Zelenski y al canciller ruso, Serguei Lavrov.

Se espera que la idea de que la razón existencial de la ONU -promover la paz- se está volviendo más difícil por las divisiones entre Occidente, Rusia y China y la emergencia de bloques regionales o de países afines, sobrevuele toda la semana del Debate General, que tendrá dos días de receso y no uno solo, como siempre, y terminará el martes 26.

En conferencia de prensa, la semana pasada, Guterres dijo que era tiempo de acordar soluciones prácticas para los problemas globales y que el actual rumbo hacia un «mundo multipolar fragmentado» hará esto más difícil.

Al mismo tiempo, tal como sostienen muchos países del Sur Global, es necesario reformar las instituciones multilaterales establecidas luego de la Segunda Guerra Mundial -incluyendo la ONU y su Consejo de Seguridad, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial- «para hacerlos más justos y más representativos del mundo de hoy».