Los iraníes votaban este viernes, con escaso entusiasmo, para elegir a un nuevo presidente en un proceso en el que el juez ultraconservador Ebrahim Raisi y con el país sumido en una grave crisis económica y social, es el gran favorito para ganar las elecciones.

El guía supremo de Irán, el ayatollah Ali Jamenei, emitió en Teherán el primer voto, dando por iniciado el proceso en el que 60 millones de electores están llamados a cumplir con su «deber» cívico.

El malestar social en el país de Medio Oriente más golpeado por el coronavirus, las sanciones económicas estadounidenses y la descalificación de cientos de candidatos hacen prever una alta abstención, que podría batir el récord del 57% de las legislativas de 2020.

Ante los llamados en redes sociales a boicotear la votación, Jamenei llamó este jueves a sus compatriotas a participar masivamente en los comicios para elegir un «presidente fuerte», y este viernes insistió en pedir a los iraníes que acudan a los centros «lo más temprano posible» .

De los siete candidatos autorizados por las autoridades, tres se retiraron en los últimos dos días.