Cataluña tendrá mañana sus elecciones autonómicas con un panorama que, de no mediar sorpresas, pronostica una marcada fragmentación, ninguna fuerza con mayoría propia en el Parlamento y, consecuentemente, otro período de indefinición sobre el Gobierno mientras se tejen las alianzas que permita la próxima legislatura.

Como España a nivel nacional, la región autónoma de Cataluña establece que los parlamentarios eligen al presidente de la Generalitat -Gobierno regional- para que este asuma apoyado en una mayoría legislativa, generalmente fruto de coaliciones.
Los catalanes votarán mañana a sus 135 diputados: 85 por Barcelona, 18 por Tarragona, 17 por Gerona y 15 por Lérida, las cuatro provincias de la región.

Aunque varias fuerzas políticas pidieron postergar los comicios para no hacerlos en medio de la segunda ola de la pandemia del coronavirus, la Justicia fue tajante, atento a la situación de excepcionalidad que vive Cataluña: su Parlamento está disuelto, el ex presidente de la Generalitat Quim Torra inhabilitado y gobierna de manera interina un exaliado.

Solo dos o tres de nueve?

Aunque son nueve los partidos y coaliciones que se presentan, las chances de triunfos parecen reservadas a dos o tres fuerzas, y aún así, nada estará dicho hasta que se insinúen las alianzas que permitan una mayoría.
Ciudadanos, Juntos por Cataluña (JxC), el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), Izquierda Republicana (ERC), Vox, En Comú Podem, Candidatura d’Unitat Popular (CUP), Partido Popular de Cataluña (PPC) y Partit Demócrata Europeu Català (PDeCAT) tendrán mañana candidatos en los cuartos oscuros.

Al número de bancas que pueda lograr cada lista se suman otras dos incógnitas, una de ellas central: si el independentismo logra ser mayoría, aún con la necesidad de forzar acuerdos. La otra duda es cómo jugará el que se presume será un alto ausentismo de votantes, temerosos de la cuestión sanitaria, al punto que se especula con una abstención récord.

Acusaciones y procesos

Al sacudón que significó el intento independentista de 2017 -con declaración incluida- siguió una serie de acusaciones y procesos que, en casi todos los casos, exhibían el áspero enfrentamiento entre Barcelona y el Gobierno central de Madrid, hasta que Torra fue inhabilitado por la Justicia, dispuso el llamado a elecciones, decidió la postergación y quedó finalmente fuera de la Generalitat.

Asumió entonces el vice Pere Aragonés, y a fines del año pasado la imposibilidad de lograr que un candidato reuniera la mayoría parlamentaria obligó a este llamado a comicios de mañana, previa disolución automática del legislativo.
Como las últimas encuestas se publicaron el martes por disposición electoral, el resto de la semana se consumió en actos con la presencia de algunas figuras nacionales y meras especulaciones futuras.
Esos sondeos no son determinantes ni coincidentes: algunos anuncian una buena elección de los socialistas, pero con más bancas para JxC, con ERC en tercer lugar, y otros relevamientos dan directamente a JxC al frente y en condiciones de intentar otro acuerdo independentista.

Requerido por la Justicia

La de Juntos per Cataluña es una verdadera apuesta fuerte: va a la compulsa con el nombre de Carles Puigdemont al tope de la lista, aunque el ex presidente regional está en Bélgica y requerido por la Justicia española. Como se trata de un lugar simbólico, la responsabilidad cae en su segunda, Laura Borràs, jefa del grupo parlamentario del partido.
Se espera una buena perfomance de los socialistas con el ex ministro de Sanidad Salvador Illa al mando de la nómina. Illa, la apuesta del presidente Pedro Sánchez, ya avisó que si es el candidato más votado, buscará la investidura de mandatario, aún con fórmulas variadas.
En lo que podría considerarse el bloque antinacionalista, se presume que la fuerza de extrema derecha Vox crecerá y que tendrán resultados similares, y más bien pobres, los liberales de Ciudadanos y los conservadores de PP.

Habrá alta abstención?

El eventual juego de alianzas y las negociaciones que permitan llegar a las 68 bancas necesarias para imponer un presidente también se ven complejizadas por factores extra-región, esto es, por las posturas que las fuerzas con peso en el resto de España adoptan respecto del Gobierno central y hasta en el Parlamento nacional.
La pandemia no solo modificó las campañas proselitistas y hace temer por una abstención alta: el Gobierno regional hasta amagó con no difundir resultados en la noche misma del domingo y las juntas electorales recibieron 24.000 recursos de ciudadanos que se excusaron de ser autoridad de mesa, lo que permite vaticinar algunos inconvenientes al menos en la apertura de la jornada.