Tras varios meses de pesquisas, el juicio político contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, empezó hoy oficialmente en el Senado estadounidense, donde sus miembros iniciaron un extenso debate sobre las reglas que regirán el proceso de destitución, el tercero en la historia del país.

Acusado de abuso de poder y obstrucción al Congreso, el magnate republicano vivió a la distancia esta jornada, calificada de «histórica» por los medios locales, en el Foro de Davos, en Suiza, donde vanaglorió el éxito económico de su gestión y descalificó al impeachment como una «venganza política descarada».

Mientras, en Washington, la tensión era palpable en el pleno de la cámara alta, donde a puerta cerrada se dio comienzo formal al proceso.

«Iniciamos el tercer juicio político para la destitución de un presidente en la historia de Estados Unidos», dijo el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, quien presentó una polémica moción que pretende un juicio político rápido y que evite la presentación de nuevos elementos de prueba.

El objetivo de Trump es acabar cuanto antes con este proceso, del que se descarta saldrá indemne dada la mayoría republicana en el Senado, en lo posible antes del 4 de febrero próximo, día en que dará el discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso.

Una idea rechazada por los demócratas, que denunciaron «una vergüenza nacional» y manifestaron su deseo de incluir en la causa nuevos testimonios y documentos.

«La resolución de McConnell podría resultar en un juicio acelerado, con pocas pruebas y en la oscuridad de la noche», advirtió el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, quien consideró que «parece creada por el presidente Trump para el presidente Trump«.

Las fuertes críticas recibidas llevaron al líder republicano en la cámara alta a modificar su plan inicial, que preveía la extensión de las sesiones hasta la madrugada y contemplaba 24 horas horas repartidas en dos días -ahora propuso tres- para la presentación de los argumentos de cada parte.

Pese a estos cambios, su medida sobre las reglas del juicio político sigue generando controversia.

Uno de los demócratas de la Cámara Baja que oficiará como fiscal, el congresista Adam Schiff, expresó su oposición a esas normas al comenzar el juicio, mientras que el abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, las respaldó rotundamente.

«(Las normas serían) una forma justa de llevar a cabo este juicio», afirmó el abogado de Trump. Schumer, en cambio, opinó que las «acciones del presidente son un crimen contra la propia democracia» y solicitó que se permita incluir pruebas y llamar a nuevos testigos.

«El presidente Trump está acusado de coaccionar a un líder extranjero para interferir en nuestras elecciones», destacó el líder de la minoría demócrata en el Senado, citado por la agencia de noticias EFE.

El debate se anuncia largo, ya que McConnell anunció que el Senado no concluirá la jornada hasta que se aprueben las reglas definitivas para el proceso y los demócratas adelantaron que presentarán varias enmiendas, lo que podría provocar horas de discusiones.

La austeridad y el hermetismo marcaron el inicio de este proceso histórico en el Senado, donde sólo un grupo reducido de periodistas tiene acceso previo paso por un detector de metales, revisión de un policía y entrega de su teléfono celular para evitar filtraciones de la sesión a puerta cerrada.

Afuera del Capitolio, el frío no impidió a una decena de simpatizantes y detractores del mandatario reunirse para defender sus causas.

Frente a frente, los cánticos a favor del presidente se ahogaban con el ruido de los cacerolazos en su contra.

El juicio político contra Trump se basará en dos cargos, uno de abuso de poder y otro por obstrucción al Congreso, relacionados con las presiones a Ucrania para que investigara a uno de sus posibles rivales en las elecciones de 2020, el ex vicepresidente Joe Biden.

Según la oposición demócrata, Trump condicionó la entrega de casi 400 millones de dólares en ayuda a Ucrania y también la programación de una reunión con el presidente ucraniano, Vladimir Zelenski, a su exigencia de que Kiev anunciara que planeaba investigar a Biden.

Es improbable que los demócratas reúnan la mayoría de dos tercios necesaria para destituir a Trump, dado que los republicanos controlan 53 de los cien escaños del Senado y ninguno de ellos se ha vuelto contra el presidente.