Los centros de votación colombianos abrieron hoy a las 8 hora local (las 10 de Argentina), para la elección de los nuevos miembros del Senado y la Cámara de Representantes, así como para escoger a los candidatos presidenciales de dos alianzas de la izquierda y la derecha.

Durante ocho horas, algo más de 36 millones de colombianos podrán votar en 11.229 puestos de votación de todo el país en unas elecciones que se espera sean las más pacíficas de las últimas décadas producto de la firma del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el cese el fuego unilateral ordenado para esta ocasión por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Estos comicios tienen además la inédita participación del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), en que se convirtió la antigua guerrilla de igual sigla, que por primera vez medirá el tamaño de su apoyo en las urnas.

Por el acuerdo de paz, la FARC tiene asegurados cinco senadores y cinco escaños en la Cámara de Representantes, pero si obtiene una alta votación, algo poco probable, según las encuestas, podrían aumentar esa representación.

De estas elecciones saldrán los 102 nuevos senadores y 166 representantes a la Cámara para el período legislativo que comenzará el 20 de julio.

En paralelo a la elección legislativa se celebrarán dos consultas entre partidos para escoger candidatos presidenciales.

Una coalición de izquierda elegirá su aspirante entre los ex alcaldes Gustavo Petro, de Bogotá, que es el gran favorito, y Carlos Caicedo, de Santa Marta.

La otra será una alianza de derecha que someterá a la decisión popular los nombres del senador uribista Iván Duque, que se perfila aparentemente con mayores opciones; y los conservadores Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez.

Los colegios electorales cerrarán a las 16 (18 en Argentina) y la Registraduría Nacional del Estado Civil, autoridad electoral, espera tener resultados consolidados unas cuatro horas más tarde.

La gran incógnita es el porcentaje de participación, habitualmente muy bajo, en un país donde el voto no es obligatorio.