China podría registrar alrededor de 3 millones de nacimientos adicionales cada año tras el fin de su política del hijo único, lo que contribuiría a sostener su crecimiento económico, aseguraron el martes altos funcionarios chinos.

Pekín anunció a finales de octubre que todas las parejas chinas podrán tener dos hijos, cualquiera que sea su situación. Comenzó en 1978 con un objetivo estaba claro: controlar el aumento de la población reduciendo la natalidad y, así, poder cubrir las necesidades de todos los habitantes.

La política del hijo único tenía algunas excepciones porque la gran mayoría de las 55 minorías étnicas del país no estaban obligadas a seguirla ni tampoco las parejas de zonas rurales cuyo primer hijo fuera una niña.

A finales de la década de los 70, China puso en marcha la política del hijo único por familia. Una norma que permitía a las parejas tener solo un hijo, -si era varón-, o dos si la mayor era una niña, o nacía con deficiencias psíquicas o físicas. También podían tener dos hijos las familias cuyos padres no tuvieran hermanos.

Esta decisión histórica puso fin a la política del hijo único que llevaba 35 años en vigor, criticada tanto por sus abusos -en particular los abortos forzados- como por sus desequilibrios demográficos -envejecimiento de la población, población masculina más numerosa que la femenina.

Con este cambio de política, alrededor de 90 millones de chinas podrán tener un segundo hijo, indicó el martes Wang Peian, viceministro responsable de la Salud y la Planificación Familiar, en una conferencia de prensa.

Aunque la mitad de ellas tiene actualmente entre 40 y 49 años, lo que podría limitar su deseo o capacidad a tener otro hijo, admitió Wang.

Niños

Esta política se hizo con excepciones en territorios especiales y en aquellos donde se asientan determinadas minorías étnicas.

El objetivo estaba claro: controlar el aumento de la población reduciendo la natalidad y, así, poder cubrir las necesidades de todos los habitantes de la Republica Popular. Para ello, el aparato del partido puso en marcha mecanismos de propaganda y presión social unidos al establecimiento de beneficios para las familias que cumplieran con la política, así como multas económicas para aquellas que no lo hicieran.

En 2013, el gobierno autorizó a tener dos hijos a las parejas en las que al menos uno de los miembros fuera hijo único. Pero la medida no hizo aumentar la natalidad como se esperaba en el país, el más poblado del mundo con 1.370 millones de habitantes.

No obstante, Wang Peian confía que el fin de la política del hijo único para todas las parejas resulte en alrededor de 3 millones de nacimientos adicionales por año en los próximos cinco años.
Unos 17 millones de bebés nacieron en China en 2014.