El ex presidente de Brasil, Lula Da Silva, declaró por más de cuatro horas ante la Policía Federal en San Pablo, luego del allanamiento a su casa por el caso de corrupción en Petrobras. Por la mañana había sido trasladado a la dependencia policial a raíz de una orden de “conducción coercitiva”.

Alrededor de las 12.45, Lula fue trasladado desde allí hasta la sede nacional del Partido de los Trabajadores (PT), donde militantes lo recibieron en un ambiente caldeado entre quienes lo apoyan y sus detractores. Las diferencias llegaron a tal punto que se llegaron a trenzar a golpes de puño entre personas de ambos bandos.

En la noche anterior, el referente del partido, Rui Falcao, había convocado a una “vigilancia de la militancia” para respaldar a quien es el fundador de la agrupación.

El objetivo de la operación que se está llevando a cabo es el de dar continuidad a las investigaciones relacionadas con delitos de corrupción y lavado de dinero, siendo el caso principal el relacionado con Petrobras y la trama criminal vinculada.

La Policía Federal de Brasil expresó en un comunicado que unos 200 agentes y 30 inspectores de la Secretaría de Ingresos Federales cumplieron 44 órdenes judiciales, siendo 33 de ellas por incautación y 11 de conducción coercitiva, el caso de Lula, que es como se llama al procedimiento en el que se lleva a una persona a la comisaría para que declare y luego se la libera.

Además de la casa, fueron allanadas otras propiedades del ex presidente como el Instituto Lula, manejado por familiares y allegados, un apartamento de playa y una casa de campo, que si bien están a nombre de empresarios se le atribuye a Da Silva la propiedad en un proceso por ocultación de patrimonio y blanqueo de dinero.

A la hora de dirigirse ante los militantes, Luiz Inácio Lula da Silva aseguró que todo se trataba de un “espectáculo” de parte de la policía y que si le llegan a  encontrar “un solo real desviado” se alejaría del PT.

«Si el juez (Sergio) Moro o la Fiscalía querían escucharme, tan sólo necesitaban mandarme un oficio porque yo nunca me negué a prestar declaraciones», aseguró Lula, quien disparó que nunca tuvo miedo a dar aclaraciones, y disparó que se está viviendo “un proceso en que la pirotecnia vale más que cualquier cosa”. “Vale más el show mediático que la investigación seria, responsable, que debe ser hecha por la Justicia, por la Policía, por el Ministerio Público (Fiscalía)”, afirmó el ex mandatario.

A su vez fue claro en que esta “operación” no disminuye su entusiasmo por la lucha política y que no va “a bajar la cabeza”, sino que al contrario, “ellos encendieron aún más” la llama en él. De igual manera, calificó como muy grave el accionar de la Fiscalía y que se sintió “íntimamente herido” por el trato que recibió.