El primer ministro británico David Cameron admitió que tuvo participación por valor de 30.000 libras (37.500 euros) en un fondo de inversión offshore creado por su padre, Ian Cameron, en el paraíso fiscal de Bahamas desde 1997 y enero de 2010, cuatro meses antes de asumir como jefe de gobierno en Londres.

Cameron aclaró que vendió su parte en el fondo cuatro meses antes de convertirse en primer ministro por 31.500 libras, obteniendo un beneficio de 19.000 libras. E insistió en que declaró los dividendos anuales obtenidos por la inversión y tributó por ello.

Durante tda la semana, el premier  había dado cuatro versiones sobre el caso, primero dijo que era una cuestión privada, luego que ni el ni su familia tenían acciones, después enumeró sus bienes y finalmente reconoció que tenia 5.000 acciones en la sociedad offshore Blairmore Investment Trust.

El primer ministro no llamó al Parlamento en receso para hacer su confesión y poder ser interrogado. Eligió la televisión, admitió que habían sido “días difíciles” y eludió el debate parlamentario, que podría derivar en su dimisión.

Los laboristas , desde el número dos Tom Watson a un líder de la transparencia como el laborista John Mann, exigen su dimisión. Para Mann, el primer ministro no tiene “otra opción” que la renuncia frente a estas revelaciones por “no haber sido honesto”.

“El tiene que renunciar. No tiene otra opción. La cuestión es de honestidad aquí. El lo cubrió. La cuestión clave es que el falló en decirle al Parlamento, falló en declararlo, falló en decírselo a la gente cuando se presentó como primer ministro”, dijo John Mann, diputado por Bassetlaw, que ha hecho campaña por la transparencia tributaria.