El posicionamiento del expresidente Inácio Lula da Silva como favorito en las encuestas para las elecciones presidenciales de Brasil genera incertidumbre en los mercados.

En este contexto, los analistas más pesimistas prevén que la moneda se desplomará un 25% a 5,5 por dólar y las acciones perderían un tercio de su valor en caso de que gane un candidato que no esté comprometido con las reformas que ha venido impulsando la derecha bajo el gobierno de Michel Temer, señala Bloomberg.

Así, los analistas de Bradesco BBI pronostican un 35% de posibilidades de que la próxima administración lleve a cabo un profundo ajuste fiscal para apuntalar las finanzas, lo que podría generar un repunte del 58 % en el Ibovespa para fin de año.

El indicador también podría fácilmente perder un quinto de su valor si no se produce ningún ajuste fiscal, un escenario al que los analistas asignan un 30% de probabilidad de que suceda.

El período de Lula de 2003 a 2010, que coincidió con un descomunal repunte en los precios de las materias primas, resultó ser excelente para los mercados: las acciones aumentaron seis veces y la moneda repuntó un 113 %.

Sin embargo, una buena parte de esos logros se perdieron durante la presidencia de Dilma Rousseff, la sucesora elegida por Lula. El gobierno de Rousseff utilizó las finanzas del gobierno para tratar de mantener el crecimiento en medio de un desfavorable entorno en la economía global, lo que provocó la erosión de las cuentas fiscales y el aumento de la inflación.

No está claro si Fernando Haddad –la alternativa del PT si Lula no puede participar de las elecciones o asumir–, seguiría el enfoque pragmático de su líder encarcelado o los métodos intervencionistas de Rousseff, explica Bloomberg.

Si bien la plataforma oficial del partido hace referencia a los controles de capital y suspensión de las privatizaciones, Haddad viene utilizando un tono más moderado en las reuniones con los banqueros, según informes de los medios locales.