El presidente de Brasil, Michel Temer, recibió esta tarde el alta, luego de permanecer internado varias horas en un hospital militar, donde se lo examinó por una «molestia» vinculada a una «obstrucción urológica», informó el Gobierno en un comunicado. 

El mandatario abandonó el Hospital del Ejército de Brasilia caminando junto a su esposa Marcela y, dirigiéndose a periodistas, levantó el pulgar de su mano derecha y dijo «estoy entero».

Fuentes oficiales explicaron que el gobernante se dirigió a su residencia oficial, donde guardará «reposo» por un período que no fue precisado.

El mandatario sufrió un «malestar» esta mañana, en momentos en que la Cámara de Diputados iniciaba un debate sobre la denuncia por corrupción que la Fiscalía ha formulado en su contra, que solo podría ser analizada por la Corte Suprema si el pleno de ese órgano legislativo lo avala.

«Se constató una obstrucción urológica y se recomendó que fuera examinado en el Hospital del Ejército, donde se encuentra para la realización de exámenes y el debido tratamiento», había informado el Palacio presidencial de Planalto en una nota.

Hace diez días, el propio Temer, de 77 años, admitió que se le había detectado una ligera obstrucción en una arteria coronaria, pero negó que, como sostuvo la prensa local, tuviera que ser sometido a un cateterismo para corregir el problema, informó la agencia de noticias EFE.

El presidente explicó que «mucha gente vive con eso», en alusión a que sus médicos garantizaron que la obstrucción sería remediada con medicamentos y una dieta, sin necesidad de llegar a ser operado.

La Cámara de Diputados de Brasil rechazaba hoy, por segunda vez, dar curso a una denuncia de la Fiscalía General contra el presidente Michel Temer, luego de que la oposición no alcanzara los 342 votos necesarios para abrir un proceso judicial contra el mandatario.