La continuidad del ministro de Salud de Brasil, Luis Mandetta, quedó jaqueada luego de que el presidente Jair Bolsonaro impulsara internamente su eventual reemplazo, lo que generó una disputa entre dos sectores en pugna en el gobierno: el ala militar contra la llamada “oficina del odio” de la extrema derecha que integran los hijos del mandatario.

“No sé hasta cuándo seré ministro”, dijo Mandetta durante una teleconferencia con autoridades del Ministerio Público, mientras en el Palacio del Planalto, la casa de gobierno, Bolsonaro almorzaba con el diputado, médico y ex ministro de Ciudadanía Osmar Terra, quien adhiere como el presidente al cese de las cuarentenas en estados y ciudades.

Bolsonaro había amenazado el domingo con echar a los “ministros que se creen estrellas”.

“No tengo miedo de usar la lapicera”, advirtió, en una situación política de aislamiento, con Mandetta siendo el hombre más popular del gobierno en las cuentas respaldado por los dos jefes del Congreso, el diputado Rodrigo Maia y el senador Davi Alcolumbe.

La presión política en Brasilia subió cuando fuentes del gobierno citadas por el diario O Globo, actualmente opositor a Bolsonaro, dijeron que Terra, quien descree de la línea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), será el reemplazante de Mandetta.

Con Terra, Bolsonaro convocó a la “mesa chica” que convive con él en el Palacio del Planalto: el jefe de gabinete, general Walter Braga Neto; el ministro de la Secretaría General, general Eduardo Ramos; el jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, general retirado Augusto Heleno, y el canciller, Ernesto Araújo.

Araújo es considerado parte del núcleo ideológico liderado por los hijos del presidente y por el astrólogo Olavo de Carvalho, que enfrenta en estas horas un inédito choque con China, principal socio de Brasil, por las agresiones de cuño racista expresadas por el ministro de Educación, el economista Abraham Weintraub.

Cacerolazos para defender a Mandetta, un médico del conservador Demócratas que defiende el aislamiento social para enfrentar la pandemia al contrario de Bolsonaro, se registraron en barrios de San Pablo, Río de Janeiro y Brasilia, reportó el diario Folha de Sao Paulo.

“Las disputas de poder en el gobierno indican que el futuro de Mandetta puede ser un ancla que también se lleve al gobierno rápidamente bajo el agua”, afirmó una fuente parlamentaria, que destacó el trabajo del Congreso en «proteger» al ministro de Salud.

El MDB, partido de los ex presidentes Michel Temer, José Sarney e Itamar Franco, hizo un acuerdo con Demócratas para no respaldar a Terra en el cargo: de difícil diálogo con el Congreso, Bolsonaro tendría cerrado el canal parlamentario sin Mandetta como ministro.

Mandetta fue defendido por un grupo empleados del Ministerio de Salud, que dieron un «abrazo» al edificio en Brasilia para defender al médico traumatólogo, un diputado de Mato Grosso do Sul que cuando fue diputado se hizo aliado de Bolsonaro en la época del juicio político que destituyó a la presidenta Dilma Rousseff en 2016.

Con el aumento de la crisis entre Bolsonaro y Mandetta en medio de la pandemia y alertas sobre hospitales y cementerios colapsados en pocas semanas, el ministro de Salud le contó a sus interlocutores que sólo dejará el gobierno si lo echan.

Varias señales sobre el poder de Bolsonaro se dieron en las últimas horas: el domingo mucha gente salió a rezar y a ayunar convocado por pastores evangélicos bolsonaristas rompiendo las cuarentenas.

El Ejército lanzó un documento alineado con la OMS y el ministro Mandetta mediante un trabajo de su Centro de Estudios Estratégicos: pocas horas después, el informe había desaparecido de la página de la fuerza, lo cual se interpretó como una victoria del ala radical e ideológica del gobierno.