El presidente electo de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, desmintió hoy en Río de Janeiro que los refugiados venezolanos presentes en el estado fronterizo de Roraima sean devueltos a su país, pero afirmó que habrá un régimen de control para su ingreso.

«Ellos no son mercancía ni billetes para ser devueltos», dijo el retirado capitán del Ejército a los periodistas, tras participar en los actos conmemorativos del septuagésimo tercer aniversario de la Brigada de Infantería Paracaidista en la ciudad carioca.
Bolsonaro hizo estas declaraciones luego de que su correligionario y futuro gobernador de Roraima, Antonio Denarium, defendiera la deportación de los migrantes venezolanos en una entrevista con el portal UOL.

El ultraderechista aseguró que no dejará «a su suerte» a los venezolanos que están huyendo de la crisis económica, política y social de su país, aunque señaló que habrá «un régimen de control», reportó la agencia de noticias EFE.

«Debe haber un régimen de control para esa gente que esta huyendo del hambre y de la dictadura, pero también hay gente que no queremos en Brasil», precisó.

El empobrecido estado de Roraima se ha convertido en los dos últimos años en la puerta de entrada en el gigante sudamericano de miles de venezolanos que huyen por tierra de la crisis institucional y humanitaria que atraviesa el gobierno de Nicolás Maduro.

Las autoridades brasileñas estiman que entre 700 y 800 venezolanos cruzan diariamente a la localidad de Pacaraima, único paso fronterizo entre Brasil y Venezuela, y uno de los municipios más pobres de ese estado.

En agosto pasado, la localidad fronteriza fue el escenario de protestas violentas de residentes contra campamentos de inmigrantes venezolanos.

La tensión vivida en ese municipio llevó a que al menos 1.200 venezolanos decidieran regresar a su país y a que Brasilia reforzara las medidas humanitarias y enviara un nuevo contingente de las Fuerzas Armadas para fortalecer la seguridad.

Según datos oficiales, desde 2017 un total de 154.920 venezolanos entraron a Brasil por la vía terrestre a través de Pacaraima, pero cerca de 80.000 ya abandonaron el territorio nacional.