Luego de su reunión y almuerzo en Brasilia, los presidentes Dilma Rousseff de Brasil y Evo Morales de Bolivia, anunciaron que habían acordado ampliar la integración de sus dos economías con el fin de fortalecer la integración de Sudamérica en su conjunto. La clave de esto fue que Brasil acordó enviar un equipo técnico a Bolivia a fines de este mes para que empiece los estudios de factibilidad de la ruta del Corredor Ferroviario Bioceánico Central (que pasa por Bolivia) y el apoyo de Brasil a la propuesta de Bolivia de desarrollar sus capacidades productivas en petróleo, gas e hidroelectricidad para convertirse en «el eje energético de América del Sur».

También se discutió la colaboración para enfrentar la crisis económica internacional (y el desplome en los precios de las materias primas) y en el combate a las drogas, el virus del Zika y el mosquito que la disemina. Asimismo, Brasil acordó venderle 800 tractores a Bolivia, que el gobierno de Bolivia planea distribuir en municipalidades rurales en donde la agricultura todavía no está mecanizada.

En el almuerzo en honor del presidente Morales, la presidenta Rousseff dijo que Bolivia y Brasil son socios conscientes del papel estratégico que tiene para todo el continente «nuestra unidad, nuestra acción conjunta». La Presidente elogió al presidente Morales como «símbolo en América Latina» de la capacidad de sus pueblos para desarrollar un liderazgo independiente, lo cual pudo lograr en virtud de que llevó el desarrollo social y económico y la estabilidad política a Bolivia. Ese desarrollo le ha permitido a Bolivia jugar un papel cada vez mayor en la región.