En los últimos meses, con inicio en noviembre y especial énfasis en enero y febrero, una serie de eventos climáticos y fenómenos como fuertes lluvias, riadas, granizadas y deslizamientos de tierra generaron caos en Bolivia, al ocasionar el desborde de ríos en al menos 95 municipios del país, donde hubo muertes, personas desaparecidas, familias evacuadas y cientos de miles de hectáreas dañadas.

El viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, informó recientemente que unas 327.180 hectáreas de cultivos agrícolas resultaron severamente dañadas por los eventos climáticos sucedidos en al menos 95 municipios de las nueve regiones bolivianas, siendo el mayor daño el ocasionado en el motor económico de Bolivia, la región oriental de Santa Cruz.

Previamente, el Gobierno había informado que unas 53.949 familias resultaron afectadas, 20.961 damnificadas y al menos nueve personas habían fallecido, con daños en 1.726 hogares. En total, 25 municipios habían emitido declaratorias de desastre y emergencia.

En ese momento, también, se había decretado la alerta roja hidrológica en las cuencas de los ríos Mamoré, Isiboro, Ichilo, Ivirgarzama, Chimoré y Chapare, con alerta naranja en La Paz, Beni, Santa Cruz, Cochabamba y Pando.

En Beni, por ejemplo, fueron afectadas unas 3.300 cabezas de ganado, según informó el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Edwin Characayo, mientras que en la capital de Pando, Cobija, hubo pérdidas de sembradíos de yuca, arroz, plátano y frutos silvestres, entre otros, ademas de algunos animales domésticos.

El Gobierno nacional otorgó hasta el momento distintas ayudas, como la entrega de semillas a los productores y alimento para el ganado una vez que se efectúe un estudio detallado sobre los daños y ayudas a las familias como 233,7 toneladas de ayuda que incluye carpas, alimentos, ropa impermeable y agua potable, entre otros.