El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, promulgó este sábado la ley refrendada esta semana en el Congreso tras semanas de arduas negociaciones entre demócratas y republicanos que suspende el límite de endeudamiento hasta 2025 y permite así que el país evite el default.

La ley suspende el llamado techo de deuda hasta enero de 2025, lo suficiente para atravesar las próximas elecciones presidenciales de 2024, en las que Biden busca su reelección.

A cambio de lograr esta concesión, el presidente aceptó la exigencia republicana de limitar algunos gastos con el fin de mantenerlos estables -excepto el militar- en 2024 y fijar su aumento a un 1% para 2025.

Además, prevé modificaciones a las condiciones para beneficiarse de algunas ayudas sociales, recupera algunos fondos que habían sido destinados a la lucha contra el Covid-19, entre otros.

Sin el acuerdo, Estados Unidos se arriesgaba a un default o cese de pagos de sus obligaciones, algo inédito que podía tener consecuencias catastróficas para la economía.

La legislación, que había sido aprobada el miércoles por la Cámara de Representantes, es el resultado de un acuerdo logrado tras varios días de maratónicas negociaciones entre Biden y el presidente de la cámara baja, el republicano Kevin McCarthy.

Su aprobación por parte del Senado, donde obtuvo una cómoda mayoría de 63 a 36, se dio pocos días antes de que la caja del país se quedara sin liquidez, lo que estaba previsto para el lunes 5 de junio, según la estimación de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.

Los términos del acuerdo bipartidista eran rechazados por varios legisladores conservadores republicanos, que consideraban que los recortes del gasto no eran suficientes, así como por algunos congresistas progresistas demócratas, que creían que iban demasiado lejos.

«Encontrar un consenso más allá de las diferencias partidistas es difícil. La unidad es difícil, pero nunca debemos dejar de intentar», añadió Biden, que repitió así el mensaje de reconciliación que marcó el inicio de su mandato, y ahora es la consigna de su campaña para 2024.

Biden se promociona como un luchador por la justicia social y fiscal y repitió varias veces que se opone a los recortes presupuestarios masivos que afectarían a los trabajadores y hogares más precarios.

En su discurso, defendió un aumento de los impuestos a los más ricos y destacó el trabajo bipartidista para llegar a un acuerdo: «Ambas partes actuaron de buena fe. Ambas partes cumplieron su palabra».

Estados Unidos superó en enero el límite máximo de emisión de deuda pública, que es de 31,4 billones de dólares, y desde entonces se aplicaron medidas extraordinarias que solo permitían cumplir con las obligaciones por un tiempo.

En un principio, Biden quería lograr la aprobación del aumento del techo de deuda sin condiciones, pero después de meses de negociaciones tuvo que ceder ante McCarthy y los republicanos, que aseguraron que no lo aprobarían si no se incluían recortes en el gasto.

El límite de deuda ha sido elevado más de 100 veces para permitir que el gobierno cumpla con sus compromisos de gastos, por lo general sin drama y con el apoyo de los demócratas y republicanos.

Ambas partes consideran que aumentar el límite de deuda es políticamente tóxico, pero reconocen que no hacerlo hundiría la economía estadounidense en una recesión, sacudiendo además los mercados mundiales.