El gobierno chino exigió hoy a Estados Unidos que «deje inmediatamente de interferir» en Hong Kong y de proporcionar apoyo a las manifestaciones en esta Región Administrativa Especial donde la ola de violencia y protestas asoló la economía «como un tsunami», según reconoció hoy la Jefa Ejecutiva, Carrie Lam.

La portavoz de la cancillería, Hua Chunying, respondió así al Departamento de Estado de EEUU cuya oficina criticó a la prensa china ayer por revelar información personal de un diplomático estadounidense que se reunió con activistas hongkoneses.

Hua señaló que Washington debería «reflexionar» sobre sus palabras y hechos y pidió a ese país que no use a los medios para atacar o culpar a los Gobiernos de otros países.

«La parte estadounidense ha intervenido con frecuencia en los asuntos de Hong Kong, lo que inevitablemente conducirá a la indignación del pueblo chino, incluyendo los compatriotas de Hong Kong», dijo.

Hoy la Jefa Ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, reconoció tras una reunión con líderes empresariales que las protestas en la ex colonia británica -que ya cumplieron su novena semana- han asolado la economía del territorio chino «como un tsunami».

Las marchas, que comenzaron a fines de marzo, iban inicialmente dirigidas contra un polémico proyecto de ley de extradición de detenidos a la China continental -en lo que, según la oposición, podría comportar una violación de los derechos de los detenidos por falta de garantías judiciales.

Con el correr del tiempo, sin embargo, terminaron convirtiéndose en un grito multitudinario contra lo que consideran un gobierno completamente alineado con los designios de Beijing.

En opinión de la dirigente, estas protestas causaron un daño mayor a la economía del territorio que el provocado durante la crisis económica mundial de 2008 y la epidemia de síndrome respiratorio agudo grave (SARS), que mató a casi 300 personas en 2003.

Hoy, los manifestantes iniciaron una sentada en el aeropuerto de Hong Kong que se prolongará durante todo el fin de semana para «crear conciencia entre los viajeros internacionales» sobre la actual crisis política que afronta la ex colonia.

Los activistas se dieron cita a primera hora de la tarde en la sala de llegadas del aeropuerto sosteniendo pancartas con frases como «¡Salva a Hong Kong de la tiranía y la brutalidad policial!» y «Barra libre de gas lacrimógeno disponible en 13 distritos», una referencia sarcástica a la represión policial durante las últimas semanas para sofocar las protestas.

Las protestas representan el mayor desafío desde que llegó al poder en 2012 para el presidente chino, Xi Jinping, quien advirtió que de proseguir las protestas podría enviar tropas para restablecer el orden.

Zhang Xiaoming, el máximo representante de China en Hong Kong, afirmó anoche que la región administrativa especial se enfrenta a su mayor crisis desde que regresó del dominio británico al chino en 1997.