Ya Napoleón había advertido en el siglo XVIII sobre el despertar chino.

En medio de la tensión militar de China con Trump y el inicio de las negociaciones comerciales de las dos máximas superpotencias geoeconómicas del planeta, Pekín realizó la hazaña de un alunizaje en el lado oscuro de la Luna el 3 de enero, como exhibición de su prodigioso avance tecnológico cuando irrumpe al espacio, al unísono de Moscú y Washington, China envía señales prístinas de su inocultable poderío.

Desde el siglo XI, cuando Estados Unidos aún no existía, China había sido pionera de colosales avances científicos (pólvora, brújula, imprenta, etcétera).

La innovación es consustancial al ADN chino, que sufrió un humillante eclipse por las dos guerras del opio del siglo XIX propinadas por Gran Bretaña. Un siglo más tarde China volvió a emprender su ascendente carrera en la historia de la civilización.

El anterior editor científico de la Real Academia de Química, de Cambridge, hoy feroz analista político, Finian Cunningham, enuncia que China se ha posicionado para ser un líder global en tecnología y desnuda con crudeza el envidioso vandalismo mercantil de Estados Unidos.

> Te puede interesar: Chang’e-4, la sonda china, aterriza en el lado oscuro de la luna

A diferencia de los previos alunizajes de Estados Unidos y Rusia, el módulo chino Chang’e-4 –diosa lunar de su mitología– fue capaz de navegar en el lado oscuro de la Luna.

El alunizaje en la parte oscura presenta(ba) serios problemas de comunicación que fueron superados por un satélite de escala que permitió los mensajes triangulados.

China se sube así a la exploración de punta en el espacio junto a Estados Unidos y Rusia, lo cual asentaría el orden tripolar en la Vía Láctea que hemos formulado para la Tierra.

Finian Cunningham sentencia que Estados Unidos/Rusia/China son los únicos países que han colocado misiles y astronautas en el espacio usando a sus propios (sic) ingenieros y tecnología y comenta que el año pasado por primera vez, China lanzó más cohetes al espacio (38) que cualquier otro país.

Steven Lee Myers y Zoe Mou, del New York Times, no tienen más remedio que aceptar la hazaña espacial del alunizaje chino cuando Estados Unidos y Rusia todavía no alunizan en la parte oscura de la Luna.

Según los reporteros del New York Times, China prepara operar su tercera estación en el espacio en 2022, para colocar a sus astronautas en una base lunar a finales de esa década, y enviar sondas a Marte, que incluyen el retorno de muestras a la Tierra de la superficie marciana.

Estados Unidos azuza a Taiwán contra su madre patria, mientras es probable que China colonice la Luna donde capture su inmenso abastecimiento de energía, en especial de Helio-3, que provea 10 mil años (sic) de energía: fuente del combustible para la fusión nuclear controlada cuando 40 gramos de Helio-3 pueden sustituir 5 mil toneladas de carbón.

> Te puede interesar: China advierte a EEUU que no cree “nuevos adversarios” y que no tolerará su “acoso”

Mientras México se autoflagela con sus impresentables huachicoleros, la hazaña china constituye la piedra de toque de la exploración en la Vía Láctea donde la luna puede ser la base del reabastecimiento de combustible para sus misiones espaciales.

No me quiero imaginar, a nivel terrestre, todos los secretos militares que han de tener resguardados en China y que causarían una ingrata sorpresa en caso de una contienda bélica con Estados Unidos.

Finian Cunningham interpreta que el timing de la hazaña china fue apropiada cuando Trump busca impedir el auge de Made in China 2025, de autarquía tecnológica, no se diga sus tres rutas de la seda.

¿Cómo pretende Trump conseguir el suicidio tecnológico chino en la Tierra cuando Estados Unidos ha sido superada en la exploración lunar?

¿Dónde quedan los alegatos absurdos de Trump de que China roba la tecnología estadounidense y su propiedad intelectual?

Viene lo mejor: no solamente el caso Huawei, cuando Apple se ha desfondado, sino el avance de sus misiles supersónicos y la inteligencia artificial, donde China desafía la hegemonía tecnológica de Estados Unidos.