Los 43 estudiantes de Ayotzinapa fueron recordados con una marcha y una misa en la mayor iglesia católica de México al cumplirse 15 meses de su desaparición, y los familiares ratificaron su demanda de que el papa Francisco los reciba cuando visite el país en febrero próximo, algo que no está oficialmente previsto.

“Aparte de la fortaleza que nos dan la sociedad y los ciudadanos, le recordamos a (el presidente, Enrique) Peña Nieto que el dolor no se puede superar”, afirmó Felipe de la Cruz, vocero de los familiares, en el Zócalo (plaza principal) de la Ciudad de México.

Los parientes de los desaparecidos, junto a cientos de personas, marcharon anoche desde el Zócalo hasta la basílica de Guadalupe, en el norte de la capital, donde se celebró un oficio religioso.

“Ya le enviamos un mensaje al papa Francisco para que los reciba”, dijo el sacerdote jesuita Sergio Cobo, quien conversó con los familiares en ese templo.

Los padres de los alumnos desaparecidos fueron invitados a asistir a una misa al aire libre que Francisco celebrará el 17 de febrero en Ciudad Juárez, en el norte de México, pero no está previsto un encuentro privado con el pontífice.

Los 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa, en el estado sureño Guerrero, desaparecieron en la noche del 26 de septiembre de 2014, en un ataque de policías municipales de la vecina Iguala que también dejó seis muertos y 25 heridos.

Según diversos testimonios, los 43 fueron entregados por los policías de Iguala a miembros de la organización criminal Guerreros Unidos, que los asesinaron e hicieron desaparecer sus cuerpos.

Sin embargo, los restos de dos de ellos fueron identificados mediante exámenes genéticos en la Universidad de Innsbruck, Austria.

El gobierno de México sostuvo durante un año la hipótesis de que los jóvenes fueron trasladados a Cocula, una ciudad cercana a Iguala, donde los asesinaron y quemaron sus cuerpos en el basurero municipal.

No obstante, el grupo de expertos independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aseguró que no encontró evidencia de un incendio de la magnitud del que se hubiera precisado para calcinar los restos de los 43 desaparecidos.