El posible escenario apocalíptico producido por un apagón de varios días en el continente europeo genera incertidumbre. Ante tremenda posibilidad es que el Ministerio de Defensa de Austria envió un aviso urgente a la población a principios de octubre para considerar los pasos a seguir. Así las cosas, recomendaron hacer acopio de comida, agua, pilas y combustibles para al menos 15 días de fallo crítico eléctrico en todo el continente europeo.

La crisis energética parece que puede ir mucho más allá del incremento del precio de la factura de la luz, y hay gobiernos que están tomando nota de ello para advertir a los habitantes de sus estados de que una cosa es tener que pagar mucho más por el consumo eléctrico y otra cosa distinta es que no haya consumo eléctrico por el que pagar ante un fallo crítico que deje sin electricidad al continente. Y lo malo es que el riesgo es mayor de lo que la población general cree.

En enero de este mismo año Europa estuvo al borde de sufrir un gran apagón continental. Ocurrió el 8 de enero y una alteración en la frecuencia del suministro debido a un desequilibrio en las demandas eléctricas puso a Inglaterra, Francia e Italia al borde del colapso eléctrico. De hecho, los ingleses tuvieron que tomar medidas excepcionales para mantener el fluido eléctrico en las islas. Ese fue uno de los primeros síntomas de la crisis energética que los expertos vaticinan como inminente en Europa y que también se observa con preocupación en Estados Unidos. La fórmula básica para comprenderla es que la demanda crece exponencialmente mientras las alternativas renovables no son capaces de ayudar al suministro convencional.

En consecuencia, ¿qué pasaría si Europa queda a oscuras? El único Gobierno europeo que decidió compartir con su población que este riesgo es real fue el de Austria. A través de un vídeo de poco menos de cinco minutos y una serie de instrucciones muy concretas, el Ejército austriaco explica a los ciudadanos qué escenario vivirían y de qué deberían hacer acopio en esa situación.

Fotografía distribuida con el ejército de Austria

Frente al posible apagón, existe un plan de Gobierno. Los expertos esperan un gran apagón en todo el continente en los próximos cinco años”. Así arranca el aviso gubernamental austriaco que describe los síntomas de un blackout o apagón generalizado y entre los que destaca el aviso de los cierres de túneles y otras infraestructuras como los episodios que mejor resumen un fallo total.

Pero es que según la información del Ministerio de Defensa austriaco el apagón será sólo el inicio del problema, ya que la obtención y puesta en marcha de los equipos para restaurar el flujo eléctrico y las reconfiguraciones de telefonía móvil, internet y otras infraestructuras requerirán de al menos una semana de plazo en el mejor de los casos.

¿Qué dejaría de funcionar en ese tiempo? Cajeros automáticos, datáfonos, red ferroviaria, ascensores, suministro de agua potable, centrales de tratamiento de aguas residuales, calefacción, frigorífico… las consecuencias quedan resumidas en la pregunta que les hace el Ejército austriaco a sus ciudadanos: “¿Se ha dado cuenta de todo lo que depende de la electricidad?”.

Pero si hay una parte alarmante en este aviso, por muy tranquilos que aparezcan los actores y soldados que han grabado el vídeo institucional que lo acompaña, son las medidas recomendadas para la población y que se ilustra con una fotografía digna de cualquier cartel de película post apocalíptica. Una radio con pilas, linternas, velas, dos litros de agua por día y persona para un plazo de entre tres y cinco días, comida para dos semanas, dinero en efectivo, medicamentos, etcétera.

Las autoridades también recomiendan haber hecho un curso de primeros auxilios, organizar un punto de encuentro con familiares y amigos en caso de que el apagón haga imposible contactar por otros medios o pactar con vecinos reparto de tareas para obtener la mayor cantidad de recursos posible. “Nadie sabe exactamente qué pasará como resultado de un apagón. Lo que es seguro es que no volveremos rápidamente a nuestra rutina habitual. Comienza con la prevención y continúa ayudando con la crisis”. De esta manera termina el primer mensaje oficial de un país europeo avisando de algo que los expertos saben que va a suceder. La única duda es cuándo.