Mientras varias familias se encontraban celebrando Pascuas en el parque Gulshan Iqbal, uno de los más grandes de la ciudad de Lahore, este de Pakistán, un hombre se inmoló haciendo estallar unas bombas que portaba cerca de la zona infantil del lugar, alrededor de las 19.

El trágico hecho dejó como resultado 69 personas muertas y más de 290 heridos, entre los cuales se encuentran muchas mujeres y niños. Es el peor atentado desde el asalto talibán a la escuela de Peshawar al norte del país en el que murieron 125 alumnos en 2014.

Según el diario de aquel país The Express Tribune, muchas de las víctimas fueron cristianos que se encontraban celebrando las últimas horas de las Pascuas en familia. La autoría del ataque se la adjudicó el grupo armado Jamatul Ahrar, un movimiento talibán, afirmando que fue en represalia por la operación que el Ejército de Pakistán está librando contra insurgentes en Waziristán del Norte, una zona del noroeste del país, lindante con Afganistán.

Lahore es la capital de la provincia de Punjab y es considerada como la capital cultural del país, y su ubicación a pocos kilómetros de la frontera con India provocaba que sea considerada como una zona siempre de tranquilidad en el convulsionado país. Uno de los primeros países en reaccionar ante el atentado fue Estados Unidos, su aliado estratégico.

«Este acto cobarde en el que ha sido durante mucho tiempo un parque pintoresco y apacible mató a decenas de civiles inocentes y dejó a muchos heridos», describió Ned Price, vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, en un comunicado.

La Cancillería argentina también emitió un comunicado, en el cual expresó: «Ante el cruento atentado terrorista ocurrido el día de hoy en la ciudad de Lahore, Pakistán, que tuvo como trágico resultado más de medio centenar de muertos y numerosos heridos, Argentina expresa su total rechazo y condena a esas injustas manifestaciones de violencia».