Por Marcelo Chibotta

Aunque la sentencia sea poco original, vale repetirla cada vez que se recuerda el ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono, en el mismo centro del poder mundial: la realidad superó a la ficción.

Hoy hace 14 años que dos aviones comerciales de American Airlines impactaron en cada uno de los que fueran los emblemáticos edificios de Manhattan y, según la historia oficial, otra aeronave tuvo como blanco al Pentágono, el edificio del Departamento de Defensa que controla la seguridad de Estados Unidos.

Pero aún así, el ataque más grande perpetrado en toda su historia al país más poderoso del mundo, deja puntos oscuros que después de 14 años del cinematográfico suceso, todavía se discuten.

Uno de los testigos que pone en duda la teoría oficial se llama Kurt Sonnenfeld, quien fue el único documentalista que el Gobierno de Estados Unidos comisionó para que tome registro de todo cuanto pudiera observar en la “Zona Cero”, apenas sucedida la tragedia.

Un dato poco difundido, es el que revela que Sonnenfeld se exilió en Argentina en 2004, y que según relató en una entrevista radial, está viviendo “bajo una intensa persecución” por parte del gobierno de su país de origen.

El estado de Colorado del país norteamericano aún procura su extradición debido a que lo acusan, tras un cambio de carátula, de haber matado a su primera mujer, luego de que ese caso haya sido sentenciado como suicidio y por el cual Sonnenfeld quedó libre sin culpa ni cargo.

Por su parte, la esposa argentina de Sonnenfeld, la periodista Paula Durán, declaró en el programa Siete punto Cero, de la AM 740 de Buenos Aires que “toda la información y todo el material de Kurt, lamentablemente contradice en muchos aspectos la versión oficial”.

“Kurt cuando llegó a la zona de la tragedia, se encontró con un despliegue de agentes de seguridad impresionante, preposicionados con suma rapidez porque según dijeron desde el gobierno, había muchos de ellos porque tenían organizado un simulacro de un ataque” para el día 12, agregó Durán.

Más adelante, la esposa del documentalista reveló que “una de las torres cercanas – en referencia al Edificio 7 que se desmoronara unas 8 horas después de la caída de las Gemelas – no fue alcanzada por los aviones, se derrumbó como en una implosión perfecta”.

Asimismo relató que “además ordenaron la destrucción de toda la evidencia de la bóveda del edificio 7 porque cuando Kurt llegó en medio de los escombros, allí no había nada. Es imposible mover la cantidad de información que había allí en medio del accidente, por lo tanto no había nada porque todo se lo llevaron antes”.

La explosión en el Pentágono

Thierry Meyssan es un intelectual y periodista francés que también puso en duda el relato de la historia oficial sobre lo que sucedió el 11 de septiembre en territorio estadounidense.

En su libro “La terrible impostura”, el periodista fundador del sitio www.voltairenet.org, afirma que “ningún avión se estrelló en el Pentágono”, razón por la cual se dividieron las aguas en cuanto a lo que allí expone, contrariando la versión oficial.

Por ello, desde los estamentos de poder de Estados Unidos lo acusan de ser un “teórico de la conspiración”.

Entre otras cosas, Meyssan pregunta en su publicación por qué el sistema de intercepción aérea no tuvo tiempo de intervenir frente a un avión comercial que cambió abruptamente su rumbo original, situación que se da unas 100 veces al año y siempre tiene la respuesta que los protocolos de seguridad indican.

Todo ello sumado a que el país ya estaba en alerta extrema, porque hacía aproximadamente una hora que las Torres Gemelas de Nueva York habían sido impactadas por dos Boeing.

Además, el periodista francés sostiene su afirmación al comparar las medidas del boquete realizado en el edificio del Pentágono, que era de unos 21 metros de ancho por 24 de alto, con el de las dimensiones de un Boeing 757 que es de 41 metros de ancho por 15 de alto y 51 de longitud.

Otros cuestionamientos

Mucha es la controversia que aún origina el atentado del 11-S, que terminó siendo el justificativo óptimo para que en su momento el presidente George Bush aumentara exponencialmente el presupuesto para el área de Defensa de Estados Unidos e invadiera junto a sus socios de la OTAN, países como Afganistán, Irak y Libia, entre otros.

En otro orden, vale destacar que tanto el periodista William Cooper como el ex candidato a presidente de Estados Unidos, Lyndon LaRouche adelantaron la posibilidad de que «un gran atentado podría producirse en breve».

Así, durante el mes de enero de 2001 LaRouche había advertido, en un testimonio ante el Senado de los Estados Unidos, que el gobierno entrante de Bush buscaría «la oportunidad de imponer una dictadura en Estados Unidos, utilizando el pretexto de un acontecimiento terrorista como justificación de sus acciones».

Además, durante las semanas anteriores a los ataques del 11-S, circuló una declaración del propio LaRouche, en forma de volante de distribución masiva, con la advertencia de una inminente desestabilización terrorista en Estados Unidos.

Después de los atentados y ya en medio de la difusión de que Al Qaeda al mando de Osama bin Laden era el culpable, LaRouche señalaba: «Osama bin Laden es una entidad controlada, no es una fuerza independiente. Recuerda como nació, Osama bin Laden era un acaudalado árabe saudí que en los setenta, durante el gobierno de Carter, o debiéramos decir el gobierno de Brzezinski, cocinó la idea de conducir una guerra en Afganistán, en la frontera del territorio soviético, como operación geopolítica”.

«Así que ahora se puede culpar a Osama bin Laden. En algún momento, van a ir, lo matarán y dirán que el problema está resuelto. Pero nunca se consideró quién lo envió, quien creó a Osama bin Laden y quién lo protegió y desplegó sus fuerzas y su nombre con estos propósitos”, finalizó LaRouche.

Los constructores también dicen lo suyo

El denominado «Grupo de Arquitectos e Ingenieros por la verdad del 11-S», se constituyó a partir de las «inconsistencias» que una serie de profesionales de la construcción observaron tras los informes finales emitidos por el relato oficial.

En el siguiente video, uno de sus integrantes, Stephen Barasch, hace algunos señalamientos y procura la realización de un estudio «completo, independiente y empírico».