El economista liberal Pedro Pablo Kuczynski asumió hoy la presidencia de Perú con el compromiso de dejar a su país «en paz y unión» al cabo de sus cinco años de gobierno, la promesa de generar una «revolución social» y la advertencia de que no permitirá a sus funcionarios «caer en la indignidad de la corrupción».

«Quiero asegurar a todos y a todas mi agradecimiento y compromiso para que el país entero llegue a la meta de la paz y unión de los peruanos en el bicentenario de nuestra independencia, que será exactamente en cinco años», afirmó Kuczynski en el discurso de toma de jura frente al Congreso.

El nuevo presidente peruano, de 77 años, llega al poder después de haber vencido por muy ajustado margen a la fuerza derechista que sostuvo la candidatura de Keiko Fujimori, hija del encarcelado ex mandatario Alberto Fujimori, y deberá gobernar con un Congreso dominado por la oposición.

«Sí a la paz, sí a la unión, no al enfrentamiento, no a la división», exclamó en medio de una ovación de los legisladores.

En su mensaje de 30 minutos, ante la presencia de varios presidentes latinoamericanos, Kuczynski dijo que su prioridad en el gobierno será trabajar para «levantar el ingreso de los más pobres» y «poner más dinero en los bolsillos y en los hogares de los peruanos».

«Debemos dar un gran salto, solo con ese salto llegaremos a la modernidad que el Perú anhela. Quiero una revolución social para mi país, anhelo que en cinco años el Perú sea un país moderno, más justo, más equitativo y más solidario», señaló.

Hizo varias alusiones a la necesidad de construir un país «más moderno», una meta que, según dijo, se alcanzará con medidas que apunten a «la igualdad de oportunidades».

«Pondremos el bienestar de las personas como el objetivo fundamental de cualquier cambio o reforma», prometió.

El dirigente liberal resumió en seis puntos los objetivos sociales centrales que se fijó para su administración. Aseguró que pretende «llevar agua potable y desagües a todos los peruanos, asegurar servicios de educación de calidad y de salud pública sensible al enfermo, oportuno y eficaz; formalizar el país los máximo posible, construir infraestructura para el desarrollo y liberar a la Patria de la corrupción, la discriminación y de la inseguridad».

En ese contexto, avisó a quienes vayan a ser sus funcionarios y colaboradores que no permitirá «caer en la indignidad de la corrupción» y resaltó que «quien falle acabará ante la justicia, la cual debe ser profundamente reformada».