Decenas de miles de argelinos se manifestaron por trigésimo tercer viernes consecutivo en las principales ciudades del país en rechazo a las elecciones presidenciales fijadas por el Gobierno interino el próximo 12 de diciembre y para reclamar la liberación de los detenidos de opinión.

Un fuerte dispositivo policial bloqueó varias arterias del centro de la ciudad, así como el acceso por carretera a la capital. Según la prensa local, varios individuos que viajaban en un colectivo fueron detenidos cuando se disponían a participar supuestamente en las manifestaciones.

La marcha coincide con la víspera del 31 aniversario de las revueltas de 1988, que empujaron a miles de argelinos a salir a las calles para denunciar la corrupción y reivindicar mejores condiciones de vida. Unas protestas duramente reprimidas y que se saldaron con la muerte de medio millar de personas en cuatro días.

«¿Por qué insisten en celebrar elecciones si saben que las rechazamos? Yo no he votado desde 1992 y si en aquella época había fraude, ahora es peor. Además, no hay ningún candidato honesto, son todos la misma mafia», declaró a la agencia de noticias EFE una participante, que prefirió guardar el anonimato.

Al grito de «Adiós Salah, este año no hay voto», los manifestantes hicieron referencia al jefe del Ejército, Ahmed Gaid Salah, convertido en el nuevo hombre fuerte del país desde la forzada dimisión del antiguo presidente, Abdelaziz Bouteflika, el pasado 2 de abril.

Las elecciones presidenciales, previstas inicialmente en julio, fueron anuladas ante la falta de candidatos «serios». Hasta hoy, un total de 115 candidatos han anunciado su intención de concurrir a estos comicios a pesar del rechazo del Hirak (Movimiento de protestas), que considera «ilegítimo» al actual Gobierno.

Entre los aspirantes se encuentran dos ex primeros ministros: Ali Benflis, de 75 años y principal adversario de Bouteflika en las elecciones de 2004 y 2014, y Abdelmadjid Tebboune, de 72 años y que tan sólo ocupó el puesto durante tres meses en 2017.

Amnistía Internacional (AI) denunció un contexto de «represión creciente» en el país e instó al Gobierno a poner fin a las detenciones «arbitrarias» que han llevado a prisión a decenas de manifestantes.

Argelia es escenario de manifestaciones populares masivas todos los viernes y martes desde que el pasado 22 de febrero un grupo de jóvenes desafiaran a las fuerzas de seguridad y salieran a las calles para oponerse a un quinto mandato de Abdelaziz Bouteflika, gravemente enfermo desde 2013.

Forzado a dimitir por las protestas y por la presión del Ejército, fue sustituido por el presidente del Senado, Abdelkader Bensalah, quien asumió la jefatura del Estado con el compromiso de convocar presidenciales en un plazo de 90 días.

Bensalah, que al igual que Gaid Salah accedió a su cargo como presidente del Senado al inicio de la segunda legislatura de Bouteflika (2004-2009), eludió, sin embargo, el mandato y se mantiene al frente del Estado pese a las dudas legales que ello suscita.