Con las elecciones generales en Bolivia de mañana, la abogada conservadora y ultracatólica, presentadora de televisión y política Jeanine Áñez Chávez llega al fin de su mandato presidencial de facto, en el que no le tembló el pulso para reprimir a los simpatizantes del depuesto presidente Evo Morales, cuyo proyecto político intentó frenar sin esconder una política de persecución a dirigentes y militantes del MAS.

Asumió el cargo el 12 de noviembre último en una sesión legislativa sin quórum reglamentario en ninguna de sus Cámaras, luego de que una rebelión militar obligó a renunciar a Morales, y en este proceso electoral intentó presentarse como candidata, aunque finalmente declinó la aspiración para fortalecer otras opciones de derecha y tras conocerse una encuesta que la daba cuarta con solo 10% de intención de voto.

Su controvertido paso de casi un año por el Palacio Quemado se inició cuando se autoproclamó momentos antes presidenta de la Cámara alta, ante la ausencia de la titular del órgano y del primer vicepresidente, ambos del MAS, asilados en la embajada de México en medio de la crisis política en el país por el golpe de Estado.

«Dios ha permitido que la Biblia vuelva a entrar al Palacio. Que él nos bendiga», dijo el día que juró el cargo mientras ingresaba a la sede presidencial en La Paz con una biblia en la mano antes de proclamar entre gritos y lloriqueos «¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios!».

La Constitución boliviana establece que la sucesión recae inicialmente en el vicepresidente, luego en el titular del Senado y después en el titular de la Cámara de Diputados, línea sucesoria que quedó diezmada con la renuncia de todos ellos junto con Morales.

Pese a que Áñez fue constituyente y aprobó la reforma constitucional que el propio Morales impulsó en 2009, se mostró como una de sus mayores críticas en 2015 cuando este empezó a hablar de una posible cuarta reelección.

La legisladora, de 53 años, fue nombrada presidenta interina y se convirtió en la 66º presidenta en Ejercicio de Bolivia, con el deber de convocar a nuevos comicios antes de 90 días.

Su Gobierno anuló los comicios del 20 de octubre, en los que había sido reelecto Morales y que desataron la rebelión militar que terminó en su renuncia a partir de una controvertida auditoría de la OEA, además de prohibir al exmandatario participar en las nuevas elecciones.

En el plano internacional, fue reconocida de inmediato por Estados Unidos y Brasil, y su mandato fue calificado por el presidente Jair Bolsonaro como «constitucional», mientras Reino Unido le dio su bienvenida «y a su declaración de llamar a elecciones pronto».

Áñez reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela 24 horas después de asumir el cargo, cortó las relaciones diplomáticas con el gobierno de Nicolás Maduro y dio a sus diplomáticos 72 horas para abandonar el país, despejando cualquier duda sobre la orientación ideológica que inspiraría su política internacional.

Un mes después, su Gobierno anunció la entrada de Bolivia en el Grupo de Lima.

Nacida en Trinidad, Beni, el 13 de agosto de 1967, estuvo casada con el político Héctor Hincapié y tiene dos hijos. Ingresó a la política boliviana a partir de 2006 cuando participó en las elecciones para asambleístas constituyentes que tendrían como objetivo redactar la nueva Constitución Política del país.

En diciembre de 2009 participó en las elecciones nacionales y fue elegida senadora por el Departamento del Beni en representación de la alianza política Plan Progreso para Bolivia-Convergencia Nacional (PPB-CN) y ejerció en la Asamblea Legislativa Plurinacional desde el año 2010 hasta 2015.

El 10 de marzo de 2020 se confirmaron los dos primeros casos de coronavirus en el país· por lo que debió imponer una serie medidas restrictivas que modificaron también el calendario electoral y determinaron que los comicios finalmente quedaran definidos para el próximo domingo.

El 24 de enero de 2020 anunció su postulación como candidata a presidente en las elecciones por la alianza política «Juntos», pero el 17 de septiembre anunció que declinaba su candidatura «por el bien mayor» y para «evitar dispersar el voto» y evitar que Luis Arce, el candidato del MAS, aliado de Evo Morales, triunfe en las elecciones.