MIéRCOLES, 27 DE NOV

Alemania marca tendencia: 28 horas semanales de trabajo

“Tuvimos el coraje de hacer girar el modelo”, dijo una dirigente sindical tras el acuerdo. Este tipo de convenios puede darse en economías estables, más que en otras que son inflacionarias, advierte un consultor

 

Los trabajadores industriales del suroeste de Alemania son conscientes de que están haciendo historia. “Lo que hemos logrado ha sido muy importante, estamos abriendo nuevos caminos”, celebra la representante del todopoderoso sindicato IG Metall, Tanja Grzesch. “Lo definitivamente importante -continúa- es que hemos tenido el coraje de hacer girar el modelo, hemos desplazado la soberanía del tiempo al horario laboral, estableciendo un principio de flexibilidad por ambas partes en lugar de la clásica flexibilidad unilateral por parte de la empresa”.

Se refiere al acuerdo al que el sindicato ha llegado con la patronal Suedwestmetall, que prevé un aumento salarial del 4,3% desde abril, en un contexto en que cada punto porcentual adicional cuesta 2.000 millones de euros al año, además de otros pagos repartidos en 27 meses. Pero sobre todo, abre la posibilidad de horarios de trabajo más flexibles. Los empleados tendrán derecho a reducir sus horas semanales de trabajo a 28 durante un máximo de dos años, mientras que los empleadores podrán poner más trabajadores que antes en semanas de 40 horas, más largas que hasta ahora. “Es un hito en el camino hacia un mundo laboral moderno y de autodeterminación”, dijo el líder del gremio IG Metall, Jörg Hofman, mientras que el director de Südwestmetall, Stefan Wolf, dijo que se trata de “una determinación tolerable, aunque dolorosa”.

El acuerdo piloto cubre a medio millón de empleados en la región, sede de potencias industriales como el fabricante de coches Daimler AG. Se extiende hasta marzo de 2020 como prueba y, si funciona bien, se propagará al resto de Europa.

Según Julio Bresso, director de Bresso Consultoría & Management, este tipo de acuerdos pueden lograrse con el tiempo en un trabajo coordinado entre empresarios y sindicalistas. “No son cambios que se dan de un día para el otro, sino que se trata de un proceso en el que lo fundamental es la cooperación más que la confrontación”, indica a LA GACETA. El especialista precisa, que esa cooperación debe ser de ambos lados, es decir desde el sector empresario y también del sindical, “en el que ambos buscan llegar a acuerdos y no buscar sólo el negocio para cada uno de ellos”.

Naturalmente que el contexto socioeconómico de un país también es un elemento esencial para disponer de este tipo de reformas estructurales en el mercado laboral. “Está claro que esto puede darse más rápido en economías estables, porque es difícil pensar en medidas de esta naturaleza, que sean efectivas, en otras economías que sean inflacionarias”, remarca.

De una u otra forma, la cuestión es más social que laboral porque, según el consultor, esa sociedad incorpora como propios conceptos como el respeto al género, el equilibrio vida personal-vida laboral, la sustentabilidad y la responsabilidad social empresaria aplicada a la práctica. De todas maneras, el tránsito a la disminución de horas laborales para favorecer aquel equilibrio que demandan las personas con su actividad privada debe arrancar, a criterio de Bresso, por procesos y herramientas de medición, en las que el factor fundamental sea el vínculo transparente en la relación de esa empresa con sus trabajadores. “Esto tiene un valor agregado: generalmente, esas compañías terminan siendo más competitivas a nivel global”, finaliza.

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