Alemania elige representantes cada cuatro años a través del sistema de representación proporcional mixta.

Cada alemán mayor de 18 años vota dos veces. Con el primer sufragio elige un candidato de su distrito electoral (en total hay 299) y el que tenga más votos obtiene un mandato directo en el Bundestag. La función en este caso es personalizar la decisión con cada postulante buscando imponerse en su región y con cada latitud del país enviando un representante al Parlamento.

En el segundo voto se elige un partido político con los candidatos agrupados bajo el nombre de esa fuerza. Las agrupaciones que a nivel nacional obtienen menos del 5% quedan directamente fuera del Parlamento: el objetivo de la marca es evitar una fragmentación y evitar el ingreso de agrupaciones extremistas, lo que no ocurriría este año con el ultraderechista AfD superando ese piso. Las agrupaciones que obtienen más del 5% reciben una cantidad de escaños proporcional según lo obtenido. Es esta segunda votación entonces la que le da forma a la composición de la Cámara.

La complejidad es que no todos los votantes eligen a un candidato de un partido con su primer voto y a la misma

 

agrupación con el segundo. Entonces, lo que puede ocurrir es que una agrupación tiene más candidatos que lograron un mandato directo en el primer voto que los escaños que le corresponde ocupar de acuerdo al segundo voto.

En ese caso los partidos reciben escaños extras para completar todos los mandatos directos. Pero ahora esto genera una sobrerrepresentación de la agrupación sobre el porcentaje del Parlamento que le corresponde ocupar, por lo que el resto de los partidos también recibe escaños extra que equiparen la balanza y mantenga la relación de fuerzas.

Todo esto además produce un número variable de escaños. La base son 598, pero esa cifra puede aumentar. Sin ir más lejos en el último período de cuatro años el Bundestag estuvo compuesto por 630 miembros.

Una vez designados, los diputados elegirán al canciller de Alemania para el periodo 2017-2021.

PANORAMA…

Sondeos previos publicados por los institutos Insa y Forsa vaticinaban que la Unión Cristiano-Demócrata (CDU) de Merkel y su aliado bávaro (CSU) obtendrían entre el 34 y el 36% de los votos, un resultado cercano a su segundo peor resultado de la historia (35,1% en 1998).

Pero su rival socialdemócrata apenas lograría entre el 21 y el 22%, su mínimo histórico, según esas encuestas.

Es cierto que más de un tercio de los interrogados aún se declaran indecisos sobre su voto del domingo.

Es la AFD la que consigue el ascenso más claro en este final de campaña, alcanzando entre el 11 y el 13% de las intenciones de voto. El partido ha radicalizado su campaña, centrando sus ataques contra los migrantes, los musulmanes y el arrepentimiento por los crímenes nazis.