LUNES, 02 DE DIC

Alemania cortó su dependencia de gas ruso a partir de la construcción de nuevas terminales de GNL

“Los precios de la energía están significativamente más bajos para nosotros. Nuestras máquinas están funcionando y todos nuestros empleados están trabajando de nuevo”, celebró Chistopher Profitlich, vocero de la empresa química SKW Piesteritz en diálogo con la agencia Bloomberg.

 

Alemania y su industria están atravesando el invierno boreal sin sobresaltos ni temores de racionamiento respecto del gas, tras el corte del suministro desde Rusia, país del cual era dependiente.

El invierno, más cálido que de costumbre, permitió reducir los precios mayoristas del gas en toda Europa a niveles que no se registraban desde el inicio de la guerra.

“Los precios de la energía están significativamente más bajos para nosotros. Nuestras máquinas están funcionando y todos nuestros empleados están trabajando de nuevo”, celebró Chistopher Profitlich, vocero de la empresa química SKW Piesteritz en diálogo con la agencia Bloomberg.

Para Wolfgang Große Entrup, director de la cámara del sector químico alemana (VCI), “el riesgo del racionamiento forzado de gas parece que se ha ido este invierno”.

En tanto, según Marius Baader, director de la cámara del aluminio, “el sentimiento de apocalipsis desapareció pero no hay razón aún para celebrar”.

Pero además del clima que bajó los precios, Alemania busca reducir su fuerte dependencia de Rusia, país del cual importaba más de la mitad (55%) del gas que consumía antes del conflicto de este país con Ucrania.

Para ello, fue clave la construcción de terminales de Gas Natural Licuado (GNL) para poder importar el combustible de destinos alternativos como Qatar, Noruega o Estados Unidos.

En tiempo récord, Alemania logró planificar, aprobar y construir en meses dos terminales de GNL para reemplazar lo que recibía desde Rusia a través del gasoducto Nord Stream, suministro que fue cortado totalmente en septiembre pasado.

Una de las terminales, ubicada en el puerto de Wilhelmshaven en el mar del Norte, fue inaugurada el mes pasado, y otra comenzó a funcionar este sábado en Lubmin, en el mar Báltico, la única hasta la fecha cuyo costo de US$ 108 millones fue financiado totalmente con fondos privados.

«Estamos superando este invierno, todo el mundo lo está notando en casa, el suministro de gas no se ve afectado», declaró el canciller alemán Olaf Scholz, al asistir a su inauguración.

Pero la estrategia de sustitución de suministro no termina con estas dos plantas: en breve entrará en funcionamiento otra terminal en Brunsbüttel, en la desembocadura del río Elba en el mar del Norte, según informó la agencia DPA.

Las terminales flotantes ya desplegadas o previstas tienen una capacidad de alimentación de unos 5.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año, cifra que, de todas formas, se ubica lejos de los 60.000 millones de metros cúbicos que entraron desde Rusia a Alemania en 2021 a través de Nord Stream 1.

El objetivo de Alemania es cubrir aproximadamente un tercio de su demanda actual de gas a través de los envíos de GNL para el próximo invierno.

Las terminales no sólo le permitirán a Alemania cortar su dependencia de Rusia sino que también podrá dejar de recurrir a los puertos de Bélgica, Francia y Países Bajos para recibir GNL, un proceso que le supone mayores costos de transporte.

La incógnita sigue siendo de quién se proveerá Alemania: el país ya firmó un contrato con Qatar Energy para abastecer la terminal de Wilhelmshaven con dos millones de toneladas de GNL, pero las entregas no están programadas hasta 2026.

Un obstáculo es que los proveedores prefieren contratos de largo plazo, algo que Alemania no quiere ya que aspira alcanzar la neutralidad de carbono para 2045.

Por lo pronto, con el clima y la nueva infraestructura jugando a su favor, el escenario de escasez para estos meses parece muy improbable: las instalaciones de almacenamiento de gas están llenas en más de un 90%.

A esto se le suma la propia reducción de consumo que realizaron tanto los hogares como la industria, la ampliación del periodo de funcionamiento de las últimas tres centrales nucleares que posee el país, y la reactivación temporal de plantas generadoras de petróleo y carbón.

La estabilidad en la situación energética permitió que Alemania, al igual que otros países europeos, cayeran en un estancamiento en sus economías en los últimos meses en lugar de una recesión que parecía asegurada.

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