El académico, pacifista, escritor disidente chino y Premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo fue excarcelado por razones médicas tras serle diagnosticado un cáncer de hígado terminal, según informó hoy su abogado defensor.

El nivel de gravedad de Liu, de 61 años, se confirmó el 23 de mayo último y poco después las autoridades le trasladaron desde prisión a un hospital universitario de la provincia norteña de Liaoning, donde sigue ingresado, según confirmó Mo Shaoping, su defensor, en declaraciones citadas por la agencia de noticias EFE.

Liu es uno de los disidentes chinos más conocidos, galardonado con el premio Nobel de la Paz 2010 tras ser condenado el año anterior a 11 años de cárcel por «incitar a la subversión del poder del Estado».

Fue detenido tras firmar, junto a otros 300 intelectuales, el manifiesto político «Carta 08», que pedía la entrada en vigor de derechos constitucionales como la libertad de prensa o expresión o el pluripartidismo.

Sus familiares pudieron ir a verlo hace unos diez días al hospital y entonces se encontraba en «estado estable», comentó su abogado, sin precisar quiénes fueron al centro sanitario.

Mo no pudo ver directamente a Liu Xiaobo en el centro hospitalario, pero un grupo de familiares sí pudo visitarle hace unos diez días y por el momento no se plantean trasladarlo a otro país para que reciba tratamiento.

«En ese momento, se puede decir que estaba en condición estable», explicó el letrado, sin especificar qué allegados fueron al hospital.

Liu Xia, la esposa del Nobel de la Paz 2010, no se encuentra entre ellos. Poco después de que Liu Xiaobo recibiera el galardón internacional -que enfureció al gobierno chino-, la mujer fue puesta bajo arresto domiciliario y aún hoy, siete años después, sigue en esas condiciones sin haber sido acusada de delito alguno.

El activista y amigo de la familia Hu Jia cree que la esposa de Liu sí debe estar al tanto de la situación de su marido, aunque lleva varios años sin poder contactarse con ella.

«El caso de Liu Xiaobo puede mostrar las terribles condiciones de las prisiones en China», denunció el investigador de Amnistía Internacional Patrick Poon.

Según Poon, «aunque es difícil establecer una relación directa entre su enfermedad y su reclusión, se sabe muy poco sobre su estado en prisión».

Una de las últimas veces que Liu consiguió trasladar un mensaje al exterior fue en 2014, cuando pidió más atención para activistas poco conocidos.

En 1989 participó en el movimiento prodemocracia que llenó la plaza de Tiananmen, en Beijing, de estudiantes y trabajadores de toda índole, y consiguió negociar la salida pacífica de los manifestantes cuando el Gobierno chino sacó los tanques a la calle para disolver las protestas.

Tras la tragedia, Liu no abandonó sus reclamos y acabó detenido en varias ocasiones.