Diez años después de que Mahmud Abbas fracasara en su intento de obtener que el Consejo de Seguridad aprobara el ingreso de Palestina como Estado miembro de pleno derecho de la ONU, a raíz de la presión de Estados Unidos e Israel, el proceso de paz en Medio Oriente se encuentra estancado entre israelíes y palestinos.

«Ha llegado el momento de una Palestina independiente… Igual que la ´Primavera árabe´, ha llegado el momento de la primavera palestina, el momento de la independencia», dijo el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) aquel 23 de septiembre de 2011, al hablar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Abbas reclamó que Palestina se convierta en el Estado número 194 del organismo multinacional, con su capital en Jerusalén Este y las fronteras que tenía antes del 4 de junio de 1967, cuando se inició la Guerra de los Seis Días en la que Israel cuadriplicó su territorio.

«Mi pueblo quiere vivir una vida normal como el resto del mundo», dijo el líder de la ANP, quien fue interrumpido varias veces por los aplausos.

Pero la ovación más entusiasta se produjo cuando enseñó en el estrado una copia de la carta que había entregado al entonces secretario de la ONU, Ban Ki-Moon, solicitando el ingreso formal de Palestina.

«Éste es el momento de la verdad… ¿El mundo dejará a Israel seguir con la última ocupación del mundo?… Somos el último pueblo ocupado. ¿Dejará el mundo que nos ocupen para siempre?», señaló.

Abbas, no obstante, se mostró prudente en sus afirmaciones. Incluso señaló: «No queremos aislar a Israel ni deslegitimarlo, sólo queremos legitimar al pueblo palestino».

Pero, de todos modos, exigió la paralización de los asentamientos en los territorios ocupados como una condición principal para establecer un diálogo fructífero con Israel.

Después de Abbas habló ante la Asamblea de la ONU el ex primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien propuso reunirse ese mismo día con el presidente de la ANP en Nueva York,

«Estamos a miles de kilómetros de nuestras casas, estamos en el mismo edificio ¿Qué nos impide reunirnos hoy y empezar a negociar? Vayamos directamente» a la negociación, dijo Netanyahu.

En aquella oportunidad, sin embargo, el israelí calificó a las Naciones Unidas como un «teatro de lo absurdo» y dijo que sólo las negociaciones directas podrían lograr la paz entre israelíes y palestinos.

El Movimiento de la Resistencia Islámica, Hamas, que gobierna Gaza desde 2007, rechazó el pedido de Abbas para entrar en la ONU y dijo que era como «mendigar» por un Estado.

La solicitud de Palestina fue tramitada ante el Consejo de Seguridad de la ONU, de 15 miembros, el único órgano con autoridad para admitir a un nuevo estado.

Pero, de inmediato, Estados Unidos -aliado de Israel- anunció que haría uso de su derecho a veto para rechazarlo en caso de que lograse los 9 votos necesarios para su aprobación.

Así, la propuesta se estancó durante dos meses, después de los cuales los miembros del Consejo dijeron que no habían podido «hacer una recomendación unánime» para su aprobación, según informes de la BBC.

Fue, finalmente, el 29 de noviembre de 2012, cuando la ONU aprobó por 138 votos a favor, 9 en contra y 41 abstenciones el ingreso de Palestina como Estado observador no miembro de la organización internacional.

Años después, el 23 de diciembre de 2016, el Consejo de Seguridad de la ONU respaldó una resolución que condenó los asentamientos israelíes en la ocupada Cisjordania, con la abstención de Estados Unidos, país que en el pasado había vetado resoluciones similares.

Hoy, a pesar del estancamiento de las negociaciones entre israelíes y palestinos, Palestina es reconocida como un Estado soberano por más de 130 países de la ONU, entre ellos la Argentina.