Foto: gentileza Esther Pineda

La socióloga feminista venezolana Esther Pineda, que hace más de una década acuñó el concepto de «violencia estética», acusó este viernes a Aníbal Lotocki de realizar “intrusismo médico” y consideró que su actuación fue «criminal» ya que “inyectar sustancias no permitidas en el cuerpo es delito”.

La escritora y doctora en Ciencias Sociales afirmó que el fallecimiento de la actriz y modelo Silvina Luna ocurrió «luego de más de una década de padecer las consecuencias de un procedimiento estético que le realizó un criminal» y consideró que “fue víctima de la violencia estética como la mayoría de las mujeres en nuestra sociedad, la cual en algunos casos se exacerba cuando se está bajo los reflectores, la presión de los medios y el juzgamiento de los espectadores”.

Vulnerables hasta la muerte

“La mayoría de las mujeres, en algún momento de nuestras vidas, hemos padecido o vamos a padecer la violencia estética, porque es una de las formas de violencia más universales que existe, más permanente y sobre todo, más cotidiana y tan naturalizada, que genera poco cuestionamiento, porque está instalada, convertida en parte de nuestras relaciones sociales en la vida diaria”, dijo Pineda durante una entrevista a Conclusión en abril de este año, a días de visitar la ciudad en el marco de la conferencia “Discriminación y violencias de la vida cotidiana: el sexismo y el racismo a discusión” que brindó en la Facultad de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

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Así se había expresado a este medio Pineda, mostrando cómo las mujeres están expuestas a la violencia estética” que se caracteriza por ser “sexista, racista, gordofobica y gerontofóbica”, como algo que exige determinados parámetros como el ser delgadas, blancas, jóvenes y femeninas. La persuasión es, para Pineda, uno de los elementos que se utilizan para convencer a las mujeres que deben responder a estos cánones de belleza impuestos, como algo inherente a la femeneidad.

“Esto lleva a muchas mujeres de la industria mediática a modificar su imagen para seguir respondiendo a ese ideal, permanecer en esos espacios y seguir contando con la aceptación y validación social”, apuntó la especialista en su cuenta de la red social X (antes Twitter) y remarcó que “visibilizar esta problemática no es responsabilizar a la víctima, por el contrario, coloca el problema en lo estructural y lo saca de la dimensión de lo individual”.

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En este sentido, aseguró que “la industria de la belleza es tan eficiente que algunas están defendiendo su derecho a morirse en quirófanos y como consecuencia de cirugías estéticas, les preocupa más que se problematice el tema que el número de muertes que estos procedimientos causan”.

Pineda también descartó que sólo haya riesgos en cirugías estéticas “si se va a un mal médico o a uno barato”, sino que “siempre hay riesgos” e hizo hincapié en que el accionar de Lotocki “no fue mala praxis porque no fue un error, no fue negligencia, ignorancia o inexperiencia”.

“Lotocki realizó una acción criminal con conocimiento y dolo, sin ser cirujano plástico realizaba estos procedimientos, lo que constituye el delito de intrusismo médico, además les aplicaba a las pacientes sustancias no aptas para el uso médico. Inyectar aceite, silicona, metacrilato, cemento o biopolímeros en el cuerpo de alguien no es mala praxis, es un delito”.