Por Alejandro Maidana

El avance de las canteras sigue generando una consolidada preocupación en vecinas y vecinos de Villa Allende, éstos observan como la frondosidad de los espacios verdes se va reduciendo de manera alarmante. La minera “El Gran Ombú” lleva adelante una actividad a cielo abierto no metalífera pero sí de triturado granítico pétreo, la misma ya ha sido denunciada por distintas organizaciones ambientales por el desvío de cursos de agua debido al impacto que esto refiere.

Si bien existen distintos relatos que consideran que la actividad minera puede ser sustentable, la realidad enmarca a esta afirmación como un verdadero oxímoron. El ecocidio es el fin último de todo aquello que atente contra la biodiversidad, el saqueo de minerales, la utilización de millones de litros de agua en lugares con enormes problemas de contar con asiduidad de este vital elemento, sumado a la contaminación en gran escala, hacen de la minería un peligro tangible.

“Aquella Reserva Hídrica y Recreativa Natural de Villa Allende creada después de la inundación del 12 de marzo del 2000, está siendo vulnerada. 1100 hectáreas de las 7.200 que posee serían explotadas con la mega minería para triturados graníticos y la producción de harina mineral para la remineralización del suelo de la región pampeana y extrapampeana dañado por el agronegocio que fumiga, contamina y mata”, así se expresaba en un comunicado tan concreto como preocupante el Grupo Tacku, una organización interdisciplinaria y apartidaria de ciudadanos movilizados por la persistente degradación ambiental de la Reserva Hídrica Recreativa Natural de Villa Allende.

Córdoba es una de las tantas provincias arrasadas, es preciso destacar que 100 años atrás diferentes tipos de bosques cubrían la mayor parte del territorio provincial. Incluso las llanuras, donde ahora sólo parece crecer soja, maíz y malezas resistentes a los herbicidas. El daño de un modelo “productivo” a base de transgénicos y venenos, necesita que el despiadado desmonte acompañe su voracidad deshumanizada.

A principios del siglo XX, Córdoba supo tener 12 millones de hectáreas de bosques nativos y ser una de las regiones más prósperas para este tipo de ecosistemas naturales. Cien años después, la realidad es muy diferente. Ante el aumento indiscriminado de los desmontes y otras actividades extractivas, hoy apenas queda el 2,27 por ciento (menos de 140 mil hectáreas) de toda la superficie autóctona, que lejos de revertir la tendencia va en camino a ser reducida aún más.

Distintos gobiernos abrazarían la misma matriz, la del desmanejo ambiental y el favorecimiento a los grandes productores agropecuarios, empresarios y especuladores inmobiliarios. Un cuadro de situación exasperante, un camino de codicia e inconsciencia que ubica a la Argentina en la incómoda posición de ser uno de las países que más ha atentando contra sus bosques nativos.

Desde el Grupo Tacku insisten en la necesidad de ponerle un freno definitivo ante tamaño avance de la desidia. “Más de 1100 hectáreas de cerros, arroyos, bosques nativos e historias presentes en morteros, aleros, trazas del camino real, la casona de Victoria Ocampo, las hornillas y pozos de agua de la antigua estancia jesuítica de San José de Chipión y memorias colectivas de las atrocidades cometidas en la última dictadura cívico-eclesiástico-militar, todo eso lo quieren dinamitar. Pretenden hacer de los cerros de esta porción de Sierras Chicas, verdaderos cráteres de destrucción”, enfatizaron.

“Sabemos el trabajo que genera la minería y su importancia, pero también sabemos que darnos el lujo de detonar los importantes servicios ecosistémicos que el ambiente serrano nos brinda es negar que el bosque, el agua y los arroyos son parte de la vida. El negarlos es ponerlos Y ponernos en riesgo. Si la Reserva Hídrica y Recreativa Natural fue creada es para algo que no es la minería. Defendamos la Reserva, porque ya existe como tal. Defendamos las cuencas y bosques serranos, porque su rol es vital”, concluyeron.

En Villa Allende transcurren días de absoluto hermetismo, desde Área de prensa del municipio en la figura de Jorge Blanco, su director, le aseveraron a Conclusión que “el rumor que se viene esparciendo llegó a nuestros oídos, es por ello que desde el municipio queremos llevar tranquilidad, ya que vamos a proteger la zona”.

Cuidar el patrimonio y las sierras es nuestra tarea, vamos a bregar por su protección, Ambiente de la provincia es el que de delimita y pinta las zonas según su necesidad de preservación (bosques nativos, protección de aves, entre otros). Si bien la última palabra la tiene la provincia, el municipio cuenta con los recursos legales para intentar frenar ese supuesto avance contra las zonas protegidas”, relató Blanco.

Mariano Villa es concejal de Villa Allende por Juntos por el Cambio, con la intención de que pueda aportar un poco más de claridad en torno a este tema tan delicado, le dijo a Conclusión: “En nuestro municipio existe una ordenanza promulgada en el 2002 que declara <Reserva hídrica y recreativa> a la zona en cuestión, es decir que la misma ya se encuentra protegida por esa ordenanza. También es preciso destacar que nosotros el año pasado también hemos promulgado una ordenanza que tiene que ver con el uso y fraccionamiento del suelo, y que fortalece esa área como reserva para que no pueda intervenir ningún tipo de actividad, y menos la minera”.

A lo mencionado por el edil, debemos sumarle la protección provincial en torno a bosques nativos, su flora y fauna como sus cuencas hídricas e imposibilitando el desmonte, por ende, la explotación minera. Sobre la reunión que tuvo el municipio con los dueños de la cantera “El Gran Ombú”, Villa enfatizó: “La familia dueña de la cantera aseguró que han adquirido estas tierras como parte de un plan de recomposición y recuperación medioambiental, social y cultural, con la intención de de preservarla y no explotarla bajo ninguna instancia”.

“Dentro de los proyectos que manifestaron está el de potenciar el área recreativa <La Tranquerita>, donde aún guardo en mi interior los más preciados recuerdos de una niñez ligada a sus encantos naturales. Cabe destacar que la zona está pintada como <roja>, lo cual también aumenta la permanencia como reserva, lo que sí pasa por provincia, es el tema de habilitaciones de minería ya que existe una ley provincial que las regula. Nosotros como municipio contamos con dos ordenanzas que la protegen y preservan como Reserva”, concluyó el edil.

Por último, con la intención de conocer el posicionamiento de la Secretaría de Ambiente de la provincia de Córdoba, Conclusión accedió a dialogar con Germán Chávez, responsable de Áreas Naturales. “Es la Municipalidad de Villa Allende quién tiene la responsabilidad de velar por la seguridad de esa área protegida, ya que es su jurisdicción, la provincia solo cuenta con responsabilidad sobre la Reserva La Quebrada. La política de conservación de las sierras chicas es muy concreta en torno a eso, por ello es conveniente llevar tranquilidad en torno a la posibilidad de una nueva incursión minera en la zona”.

Quienes impulsan este modelo extractivista, persiguen un solo propósito, y el mismo se encuentra muy alejado de los intereses de las mayorías. Es momento de ponerle un cepo a los repartidores de esperanzas de papel, es el tiempo de la conciencia ambiental, aquella que solo puede garantizar un mañana sustentable para las futuras generaciones que heredaran este mundo.