El sector de los videojuegos en el país, que tiene como sede geográfica a Tierra del Fuego y expande cultura y creatividad argentina al mundo, parece ser un buen ejemplo acerca de cómo de una actividad surgida desde la formación académica se genera una pujante industria de alcance internacional.

Lucrecia Cardoso, secretaria de Gestión Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación, apunta que los videojuegos se desarrollaron en Tierra del Fuego “gracias a que allí se abrieron sedes universitarias con mucha oferta de carreras tecnológicas”.

“Entonces la de los videojuegos es una actividad bastante pionera desde mediados de los 90, pero a medida que desarrolla una comunidad de producción va agregando mucho más valor”, destaca. La funcionaria especifica que “una cosa es probar videojuegos y otra cosa es desarrollarlos, ser parte del guion o del arte porque eso añade valor y propiedad intelectual y muestra como el ‘gaming’ se diversifica y se aplica a un montón de servicios”.

Cardoso subraya que “pocos sectores crecieron en pandemia y uno es el de los videojuegos donde hay cerca de 150 estudios que exportan la gran mayoría de lo que producen y que en 2020 generaron más puestos de trabajo”.

A la hora de los números concretos aportados por el Sistema de Información Cultural de la Argentina (Sinca), el detalle muestra que los estudios de videojuegos en su conjunto exportan el 77% de la producción, un 43% de los juegos son vendidos en Estados Unidos y Canadá, seguido por el mercado local, en el que comercializan el 23% y, en tercer lugar, Europa, con un 20%.

“Actualmente también se exporta circo y ni que hablar de las artesanías y el diseño. Pero además descubrimos grandes cosas como la presencia del comic argentino en Estados Unidos que es algo que se fue construyendo con las cámaras y nuestras representaciones y que tiene la posibilidad de dar un nuevo salto”, concluye Cardoso.