Por Belén Corvalán 

Dolores Gallego y Pedro Alegre están cumpliendo un sueño. Desde el 27 de julio de 2016 partieron de partieron de Córdoba junto con su perro Kambo, en una combi Volkswagen — denominada La Maga— sin límites de tiempo, con la única premisa de vivir la magia del mundo. Asumieron el desafío de salir a recorrerlo, caminarlo, transpirarlo, y que la sorpresa y el asombro se vuelva costumbre. Salieron con miedo, sí, pero con la certeza de que lo que estaba por venir iba a ser fascinante.

No es una entrevista “normal”, claro está, se hace desear, se realiza de a tramos cuando el wifi aparece y los dispositivos que se encuentran a kilómetros de distancia logran conectarse.

Cuando la tan esperada comunicación llega Pedro advierte que hará todo lo posible por transmitir lo que están viviendo, ya que le resulta tarea complicada poder poner en palabras la maravillosidad que tiene la naturaleza, no se puede, la realidad supera al lenguaje. Actualmente se encuentran en Ecuador, luego de un largo recorrido por Paraguay, que lo describe como “hermoso, en gente y geográficamente”; Brasil, Bolivia, Perú. “La idea es llegar a México y de ahí ver como seguimos”.

Él, odontólogo, ella, diseñadora de indumentaria, pero ahora además de sus respectivas profesiones también se definen como viajeros. Pedro lo describe como una parte que se encendió y que nunca más se apagó, “la última vez viajé en moto de Estados Unidos a Argentina, pero se te van ampliando los límites en la cabeza, pasa eso”, expresó. Y agregó: “Y con el tiempo empezó a aparecer la idea de hacer algo más largo. Al tiempo empezó a salir con Dolores, su actual compañera de vida y viaje quien lo apoyó y acompañó en la proyección de este sueño, “cuando le conté de la idea, la hizo suya”.

 

Entre ambos empezaron a planificar el viaje sin fecha de vuelta. Un año y ocho meses les llevó toda la preparación, entre aquellas tareas restaurar a “La Maga”, la combi y hoy hogar en donde se trasladan, “teníamos que cerrar asuntos pendientes, cerramos el consultorio, vendimos el auto, cerramos la casa, cortamos todas las sogas que nos ataban allá para permitirnos un viaje sin tiempo, y ahí vamos”, expresa Pedro feliz. “Antes de salir mi propuesta para mí mismo fue permitirme dos años de viaje, lo mismo que tardé en hacer la especialidad en implantes, y ahora estoy haciendo mi especialidad de vida”.

Ya diez meses pasaron de aquel 26 de julio, día en que partieron rumbo a vivir su aventura. “Cuando salimos sientes que por fin puedes arrancar. En el medio de la vorágine de saludos, amigos, familia, se siente el inicio de una vida nueva, con mucha expectativa, con los ojos bien abiertos”, expresó el odontólogo.

El viaje arrancó hacia el Noreste argentino, Chaco y Formosa fueron las primeras provincias que visitaron: “Nos aventuramos. El mapa lo vamos trazando a medida que vamos avanzando”, dice Pedro.

Mientras recorren, para sustentarse se dedican a la venta de artesanías y vestidos de la India que trajeron en uno de sus últimos viajes. También los acompaña su fiel compañero de viaje Kambo, un integrante que se sumó casualmente a último momento. “Kambo es lo mejor que me ha pasado en la vida, lo trajo una amigo cuando estábamos por irnos. Tiene genética callejera, se acomoda solo, queda esperando afuera, trepa, salta, corre, se va por ahí, le pego una silbada y vuelve”, resaltó uno de los viajeros.

“Estoy súper contento, es impresionante. Es una vida distinta, desde el momento en que te levantas hasta que te acuestas, te cruzas con viajeros que están en la misma situación”.

 

Las palabras no alcanzan para expresar la cantidad de paisajes deslumbrantes que conocieron, de los que se le hace imposible elegir sólo uno. “Kusco es una de las ciudades más lindas que conocí en la vida, ir viajando en la camioneta al lado de un río y poder detenerte, no es que pierdes la capacidad de asombro, sino que te acostumbras”. Y agregó: “También el gran cañón es deslumbrante visualmente, son lugares majestuosos”.

Sin embargo todo el tiempo transcurrido desde el día que partieron fue de mucho aprendizaje, desde aprender a adaptarse a la poca comodidad de no tener baño ni ducha a estar lejos de los afectos pero Pedro no duda en que conocer el mundo y dejarse llevar a lo incierto es recompensa suficiente, “encontrar un baño es algo maravilloso, pero todo aparece; Dolo no sabía cómo iba a hacer pero ya se acostumbró”.

Y pese a que han tenido imprevistos y obstáculos que muchas veces atentaron contra la continuación de la odisea, pegar la vuelta nunca fue una opción, “Van pasando un montón de cosas, pero yo de aquí no me muevo, estaría abandonando mi especialidad de vida”, reafirmó el viajero. “El miedo se expresa desde muchos lados, muchas vías, tenes que viajar con cuidado pero tampoco vas a dejar de hacerlo”.

A casi un año de haber emprendido viaje sin duda que el Pedro que está hablando en este momento no es el mismo que salió hace unos meses atrás, algunos interrogantes ya encontraron respuestas. “Cuando salimos lo hice con las cosas preparadas por si tenía ganas de quedarme en algún lado, y hoy he entendido que mi lugar es ahí, en Argentina, y esas son cosas súper importantes porque no lo sabía. Soy nómade pero con fecha de caducidad”.

“Esto no es para cualquier persona, yo sé que en este momento esta vida es para mí, el viaje te tiene que llamar desde adentro, porque por algún motivo salimos, pero tampoco quiere decir que afuera vayas a encontrar lo que está adentro tuyo”.

Todo el viaje de la pareja de aventureros se puede seguir a través de la fan page “Magamundeando”.