Una protesta fuera de lo común. La iglesia del pastor Daniel Cattaneo, ubicada en la ciudad de San Lorenzo -provincia de Santa Fe-, reabrió sus puertas pero de manera original: la parroquia se convirtió en un bar y sus pastores en camareros. La idea fue protestar contra las restricciones impuestas por la pandemia.

«Queremos ejercer nuestro derecho constitucional de practicar nuestra fe. Nos preocupa que cercenen nuestros derechos. Los bares y negocios pueden abrir, pero nosotros no. ¿Por qué nos discriminan?«, preguntó el pastor reivicando su derecho constitucional a la libertad de culto.

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Tanto Cattaneo como otros pastores se vistieron de camareros y sirvieron a su congregación mientras predicaban, una forma de evitar la normativa del Gobierno provincial, que solo permite ceremonias religiosas con hasta diez asistentes.

Se mantuvieron las medidas de distanciamiento social y los miembros de la congregación usaron mascarillas, mientras los pastores que vestían delantales caminaron con bandejas que servían biblias.

«Estamos vestidos de esta forma, con una bandeja, porque parece que es la única manera en que podemos estar reuniéndonos para servir la palabra de Dios. Aparte de la milanga (carne) que va para la mesa 4, sale palabra de Dios desde la casa del Señor hacia todas las naciones», señaló Cattaneo cuestionando las medidas de cuarentena impuestas en Argentina ante la pandemia de coronavirus, que según él, «discriminan» a los servicios religiosos.

Pero eso no es todo. Según los informes, aseguran que el pastor está buscando otras formas de eludir las restricciones gubernamentales. Por ejemplo, planea llevar a cabo el llamado «autoculto», un servicio que tendrá lugar en un terreno cerca de la iglesia, donde los feligreses permanecerán en sus vehículos y escucharán a Cattaneo predicar desde una pantalla al aire libre, al estilo de los autocines.