El 5 de noviembre de 2005, la negativa de los presidentes Néstor Kirchner (Argentina), Lula da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela), Nicanor Duarte Frutos (Paraguay) y Tabaré Vázquez (Uruguay) al Área de Libre Comercio de las Américas, impulsada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en la IV Cumbre de las Américas de Mar del Plata, conocida como ‘No al ALCA’, marcó un hito histórico en la región.

En paralelo a esa Cumbre, se llevó a cabo la 3ra. Cumbre de los Pueblos del 1 al 4 de ese mes, en la que organizaciones sociales y políticas manifestaron su oposición a la creación de una zona de libre comercio de Alaska a Tierra del Fuego, eliminación de barreras arancelarias, liberalización de servicios, acuerdos de protección de inversiones extranjeras intrazona y limitación de la capacidad estatal para orientar las compras públicas. En la Cumbre de los Pueblos se pudo ver a dirigentes sociales, políticos y sindicales debatiendo y participando en foros de discusión sobre las consecuencias para la región de aprobarse el tratado.

El acto de cierre de estas jornadas se llevó a cabo en el estadio Mundialista de la ciudad balnearia el 4 de noviembre al mediodía, con Chávez como único orador, y contó también con la presencia del entonces candidato a presidente de Bolivia Evo Morales, de Diego Maradona, el cantautor y diputado cubano Silvio Rodríguez, y el cantante Manu Chao, que respaldaron las consignas No a Bush y No al ALCA.

En la Cumbre formal, los representantes de los países que integraban el Mercosur y Venezuela, que aún no era miembro pleno del bloque, dieron un paso fundamental para la consolidación de otros organismos regionales como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que quedó conformada en 2007, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cuyo funcionamiento data de 2010 cuando sesionó la Cumbre de la unidad de América Latina y el Caribe, en Playa del Carmen (México).

La IV Cumbre de las Américas se realizó los días 4 y 5 de noviembre con el lema «Crear trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática» y la constitución del ALCA fue la única de las 155 iniciativas presentadas que fue debatida personalmente por los 34 jefes de Estado americanos.

En el discurso inaugural, Kirchner, como presidente del país anfitrión, pidió a «los presidentes y a los representantes de los distintos países» que se dejara «de hablar en voz baja para hablar en voz alta y buscar los puntos de acuerdo y resolución que nuestro hemisferio necesita».

Kirchner destacó en la apertura que la labor en esas jornadas debía ser «para construir un sistema que nos vuelva a contener a todos en un marco de igualdad y nos vuelva a devolver la esperanza y la posibilidad de construir obviamente un mundo distinto y una región que esté a la altura de las circunstancias que sé que los presidentes desean y quieren».