VIERNES, 29 DE NOV

Un estudio del Conicet ayudaría a evitar la quimioterapia innecesaria en pacientes con cáncer de mama

Después de más de una década en el mercado y beneficios comprobados en ensayos clínicos y del “mundo real” en mujeres europeas y de América del Norte, los test de “firmas moleculares” también mostraron por primera vez ser muy útiles para predecir la evolución del tipo de cáncer de mama más frecuente en pacientes de Latinoamérica y guiar la elección de tratamientos.

 

Un estudio internacional, liderado por especialistas del CONICET determinó que en pacientes con cáncer de mama hormonodependiente, con el uso de “firmas moleculares” permite predecir con mayor precisión que los métodos tradicionales la evolución de la enfermedad y orientar el tipo de tratamiento, se basan en algoritmos que permiten cuantificar la actividad de los genes dentro de un tumor. A partir de ese conocimiento, predecir su evolución, además de ayudar a decidir si después de la cirugía conviene prescribirles a las pacientes solamente hormonoterapia o sumarles también quimioterapia.

Así surge de un estudio, publicado en la revista The Oncologist y liderado por especialistas del CONICET que, además, comprobó que esos análisis genómicos son más eficaces que los métodos tradicionales, lo que permitiría optimizar recursos para el sistema de salud y mejorar la calidad de vida de las pacientes.

Las “firmas moleculares” se utilizan en los llamado cánceres de mama “hormonodependientes”, que representan alrededor del 70 por ciento de todos los casos. “Un subgrupo de estas pacientes, con un tipo de tumor denominado ‘luminal B’, tienen peor evolución y por lo tanto deben recibir quimioterapia por el riesgo de recurrencia.

En cambio, a las pacientes con el subtipo ‘luminal A’ se les puede prescribir solo terapia hormonal (tamoxifeno) y evitar la quimioterapia, que en estos casos es innecesaria ya que no mejora su pronóstico”, explica Andrea Llera, coordinadora del análisis del estudio observacional e investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA, CONICET-FIL) y en el Laboratorio de Terapia Molecular y Celular (LTMC) de la Fundación Instituto Leloir (FIL).

Estos test están disponibles desde hace unos 10 años y se basan en algoritmos que permiten cuantificar la actividad de los genes dentro de un tumor. “Pueden establecer el tipo de tumor y, a partir de ese conocimiento, predecir su evolución, además de ayudar a decidir si después de la cirugía conviene prescribirles a las pacientes solamente hormonoterapia o sumarles también quimioterapia”, asegura Osvaldo Podhajcer, uno de los coautores del estudio, investigador del CONICET y jefe del LTMC.

“Los resultados de estos test permiten mejorar la predicción de la evolución de la enfermedad a 5 o 10 años”, añade Llera. Y agrega: “Debido a una cuestión de costos, en Argentina y en la mayoría de los países de Latinoamérica la determinación de los tumores hormonodependientes se establece por medio del análisis de marcadores inmunohistoquímicos que realizan los médicos patólogos”.

Andrea Llera y Osvaldo Podhajcer, investigadores del Conicet.

Para el flamante estudio, los científicos de la Red Latinoamericana de Investigación en Cáncer (LACRN, por sus siglas en inglés), que fue creada en 2010 a instancias del Centro de Salud Global del Instituto Nacional de Cáncer (NCI) de Estados Unidos, y de la que participan 30 centros de investigación y hospitales de Latinoamérica, analizaron el rendimiento de siete “firmas moleculares” diferentes en un grupo de pacientes latinoamericanas con cáncer de mama hormonodependiente, y lo compararon con los diagnósticos realizados a partir de los métodos que suelen ser utilizados con mayor frecuencia por los profesionales de la región.

“Nuestros estudios confirman que al menos 3 de los 7 test moleculares estudiados predicen con mayor certeza la aparición de recurrencias (es decir, nuevos tumores en el mismo lugar) que los métodos tradicionales, sumando una herramienta innovadora para mejorar el seguimiento y tratamiento de la enfermedad y, por lo tanto, la calidad de vida de las pacientes’”, resalta Llera.

Y agrega: “Sería importante que esta evidencia pueda ser tomada en cuenta para el análisis de costo-beneficio del uso de estos test en nuestra región, ya que no sólo reduciría el costo de quimioterapias innecesarias, sino que también redundaría en una disminución de la carga al sistema de salud si se tiene en cuenta que muchas mujeres evitarían las visitas recurrentes a las guardias o perder días de trabajo por los efectos secundarios de la quimioterapia”.

Para cerrar, la investigadora enfatiza que, a nivel global, está comprobado que las “firmas moleculares” tienen impacto en el diseño de políticas públicas asociadas al tratamiento del cáncer. “El Instituto Nacional del Cáncer (INC) de Argentina está al tanto de nuestros resultados, lo que para nosotros es lo más relevante”, dice Podhajcer y subraya: “Este tipo de estudios con impacto real en la gente es lo que persigue nuestro grupo de investigación”.

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