Los horrores cometidos en Ucrania no cesan, al ser descubiertos cuerpos de personas inocentes asesinados y torturados en las regiones de Kharkiv, Donetsk y Kherson, describió el arzobispo Sviatoslav Shevchuk al señalar que hay 868 cuerpos, entre ellos 24 niños.

Expresó “el enemigo deja tras de sí terribles evidencias de abusos, torturas, asesinatos de civiles: de esos vendría a ‘liberar’, denunció el arzobispo mayor de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana.

Agregó “Ayer se repitieron fuertes combates a lo largo de toda la línea del frente. Según los informes de la mañana, el enemigo intentó atacar y avanzar sobre posiciones ucranianas, particularmente en la región de Donetsk. Estos son los lugares cerca de Bakhmut y Avdiivka y cerca de Novopavlivka”, dijo el monseñor.

El líder católico ucraniano denunció además que “el enemigo volvió a atacar más de 30 centros habitados de nuestra patria, destruyendo sistemáticamente infraestructuras y matando civiles lejos de la primera línea de combate. Los más afectados por el atacante ruso ayer fueron los residentes de la zona fronteriza en la región de Sumy, así como los civiles en las regiones de Zaporizhzhia, Dnipropetrovsk, Donetsk y Kherson”.

El primado continuó reflexionando sobre cómo debemos trabajar para sanar las heridas del pueblo ucraniano, heridas que son una terrible consecuencia de la guerra.

«A menudo escuchamos la palabra «salud». Evidentemente, una herida es algo que nos la quita. La salud humana no es solo buenas pruebas médicas o resultados positivos de investigaciones sobre el estado del cuerpo humano, no solo el equilibrio entre las necesidades y capacidades humanas. Esta es la integridad y la armonía del espíritu, el alma y el cuerpo humanos. Y cada vez que se viola esa integridad, una persona comienza a sufrir y a enfermarse”, señaló Shevchuk.

El arzobispo enfatizó que no son solo las enfermedades o lesiones físicas, o los traumas psicológicos los que dañan esta armonía. Lo primero que destruye la integridad de una persona humana es el pecado, ese gran trauma que se origina en la esfera espiritual de una persona y destruye todo lo demás.