A más de un año de la pandemia, el coronavirus sigue desatando desesperación, miedos, incertidumbre y crisis. Sin embargo, con la aparición de las vacunas, uno pensó que llegaría también el alivio, que la esperanza volvería a contagiar las calles y a pintar los rostros de los pueblos. Pero todo eso sonaba demasiado hermoso para ser cierto. Con una bofetada, la realidad nos bajó al presente: vacunas que no llegan, protocolos que no se cumplen, esperas eternas y otra vez, ilusiones y sueños postergados.

Palabras más, palabras menos, un poco así se sintieron los familiares de las personas que padecen fibrosis quística; una enfermedad que produce, entre otras cosas, el mal funcionamiento del sistema digestivo y respiratorio, hecho que deteriora su capacidad pulmonar y genera insuficiencia pancreática con posibilidad de desarrollar diabetes en edad temprana.

> Te puede interesar: «Los padres luchamos mucho para tener estos medicamentos en la Argentina»

Está de más decir, que desde el minuto uno de pandemia, éstas personas fueron personas de riesgo. Lo que no está de más aclarar, es que éstas personas de riesgo, 41 en toda la provincia de Santa Fe para ser exactos, hasta ayer no habían recibido el turno para vacunarse. La espera persistía. Pero la confianza ya había desaparecido.

“Hace más de dos meses que presentamos una carta a las distintas autoridades provinciales y municipales, así como a varios diputados, para que incluyan con prioridad a las personas que padecen fibrosis quística en el esquema de vacunación”, contó indignada a Conclusión Dora Del Greco, presidenta de la ONG FQ Amor, y además médica, y mamá de Fernando de 22 años, quien tiene la enfermedad.

Sin pausa y enojada con la situación de “abandono” que han sufrido, fue contundente: “El Estado desoyó nuestro reclamo. Que hoy vengan a decirme que se van a vacunar, cuando hace más de dos meses que les presentamos la lista, y cuando ya están abriendo la vacunación para el rango etario de 18 a 59 años, realmente me da hasta bronca”.

El dolor y la impotencia salen a flote mientras Del Greco intenta poner en palabras tanta angustia y esfuerzo acumulado. “Uno ya se cansa. Son meses enteros de ir y golpear puertas, pedir ayuda, presentar cartas. Después todos aparecen y te buscan para que les des el voto, pero mientras tanto no les importa. Hacen política y a mí no me importa la política, me importa que no se mueran por Covid”, expresó ya sin fuerzas.

Lo triste es que el problema no termina ahí. Porque no solo son personas terriblemente vulnerables, ya que combinan varios factores de riesgo en condiciones normales, ni hablar durante una pandemia que ataca principalmente el sistema respiratorio, sino que también quienes padecen esta enfermedad se han visto obligados, desde hace más de un año, a estar aislados de sus trabajos, estudios, actividades sociales y profesionales, para evitar contagiarse, algo que a esta altura se hace cada vez más difícil.

A todos los obstáculos que el paciente y la familia deben atravesar por la enfermedad en sí misma, se le sumó el coronavirus. Y mientras los políticos juegan su juego y hacen de buenos y no tan buenos, la sociedad sufre. Y como casi siempre en esta vida, los más perjudicados, son los postergados de siempre.

Cabe aclarar que durante la mañana de este martes unas 300 personas recibieron la vacuna contra el Covid-19 en el Galpón 17, ubicado sobre el pasaje Los Inmigrantes en el Parque Nacional a la Bandera. En esta ocasión fue el turno del grupo de riesgo integrado por personas que recibieron trasplantes de órganos. Entre los vacunados se encontraban también pacientes con fibrosis quística, además de algunos trabajadores de la salud y docentes que habían perdido sus turnos.