Por Candelaria de la Cruz

Familiares de víctimas, y sobrevivientes de la tragedia de Cromañón volvieron a reiterar el pedido para patrimonializar el boliche «República de Cromañón». Si bien el santuario que se encuentra al lado del local ya es un espacio puro y exclusivo de las víctimas y de muchos jóvenes que lo sienten propio. Ahora, la prioridad es que en el boliche donde fallecieron 194 personas, en su mayoría jóvenes, no sea edificado.

El primer pedido se hizo públicamente hace un año a través de un proyecto de ley en el que le solicitaron directamente al Gobierno porteño la expropiación del predio de Bartolomé Mitre 3060, escenario del recital del grupo Callejeros que en diciembre de 2004 terminó una de las más importantes tragedias del país.

El documento, en tanto, solicita la «expropiación del inmueble conocido como República de Cromañón» con el objetivo de «resguardar los elementos testimoniales que hacen a su valor histórico-cultural y configuran la memoria colectiva de la ciudad».

“Para nosotros nuestro eje sigue siendo la lucha y la memoria”, expresó en declaraciones radiales, Silvia Bignami, madre de Julián Rozengardt, quien falleció en la tragedia.

“Estamos hablando de la protección del boliche, ya que el santuario gracias a la lucha de los chicos y chicas ya se ha ganado ese espacio. Queremos que también se convierta en un espacio de memoria y que se proteja integralmente vinculándolo con el santuario. Es decir, hasta aquí llegaste. A partir de ahora ponerle un límite para después seguir luchando por la expropiación, para un espacio de memoria integral”, resaltó Silvia.

En ese sentido, la madre de Julián enfatizó en que hace un año que la legislatura les viene “peloteando” el pedido.

A poco de ocurrida la tragedia, el Tribunal Oral Penal 24, por decisión del juez Marcelo Alberó, decidió dar el control del predio a Zarelux S.A. El dueño de esa compañía es Rafael Levy, quien a fines del 2018 pasado quedó en libertad tras cumplir la pena de cuatro años y medio de prisión.

“No estamos pensando en patrimonializar el boliche para congelarlo, sino todo lo contrario, es abrir las puertas para después pensar colectivamente, un espacio para la memoria, para recordar a las víctimas, preservar la documentación. Y si no se patrimonializar el dueño va a seguir haciendo lo que le dé la gana y cada vez va a ser más difícil rescatar lo poco que queda”, remarcó Silvia.

Y manifestó: “No es algo imposible de hacer, requiere solo voluntad de hacerlo. Es una buena oportunidad para poder pensar colectivamente, no es tan difícil de explicar pero cuesta en lo cotidiano”.

Derecho a la diversión…

“¿Se van a portar bien?…Rescátense un poco porque se va a prender fuego el lugar”, dijo en el micrófono Omar Chabán, gerenciador del boliche frente a más de 4.500 personas que acudieron al lugar para presenciar el show que la banda de rock Callejeros, liderada por Patricio Fontanet, esa fatídica noche del 30 de diciembre de 2004. Sus palabras parecían un presagio de lo que iba a suceder horas más tardes.

Cromañón, comenzó a arder cerca de las 22.50 cuando empezaron a sonar las primeras estrofas del tema Distinto. Fuego y puertas selladas. Una trampa predecible que terminó con el saldo de 194 muertos; más de 1400 lesionados y un recuerdo inolvidable.

Tras lo sucedido, hubo una clausura masiva de boliches que incumplían con las normas de seguridad. Pero la iniciativa se desvaneció poco después.

Por el hecho se hicieron cuatro juicios orales. Fueron juzgadas 26 personas de las cuales 21 fueron condenadas y 18 de ellas fueron a prisión. Pero todos ya salieron de la cárcel y la mayoría tiene la condena cumplida.

La expropiación de bienes, contemplada por la ley 238, impone que cuando existiera un «fin público» el Estado puede hacerse de una propiedad, previa autorización legislativa y pago de una compensación que los dueños no pueden rechazar.