Por Hermes Lavallén

La diseñadora de productos, Dani Clode, diseñó el tercer pulgar para cambiar la forma en que la gente piensa sobre las prótesis. Clode originaría de Nueva Zelanda, cree que las prótesis amplían la capacidad del usuario. No deben considerarse como un reemplazo de una parte del cuerpo humano. El tercer pulgar está hecho de una serie de partes interconectadas: una pieza de mano, un accesorio, cables, motores y dos controladores Bluetooth.

El segundo pulgar de la mano se usa en la parte exterior del dedo meñique y se controla de forma inalámbrica mediante sensores de presión muy delgados conectados a los pies. Estos se colocan en la parte inferior de ambos dedos gordos del pie, y cada sensor controla diferentes movimientos del pulgar respondiendo a cambios sutiles de presión.

El pulgar se probó con éxito en una prueba histórica y podría estar disponible para que la gente lo compre y lo use en el hogar dentro de cinco años, agregando destreza a las tareas diarias además de ser un juguete divertido para jugar, según su desarrollador.

Los investigadores descubrieron que darle a una persona un pulgar adicional impreso en 3D cambió rápidamente la forma en que pensaba, al alterar sutilmente la forma en que se representaba la mano en su cerebro, y los participantes informaron que se sentía cada vez más como una parte de su cuerpo.

Dicen que estos cambios deben investigarse más a fondo antes de comercializar los pulgares, solo para asegurarse de que no produzcan ningún efecto perjudicial.

Foto: El segundo pulgar se usa en la parte exterior del dedo meñique y se controla de forma inalámbrica mediante sensores conectados a los pies. (DANI CLODE CREATIVE COMMONS)

Experimento

La pregunta era si  ¿los participantes podrían consideran realmente a Thumb parte de su cuerpo? El primer paso fue convocar a 20 participantes y entrenarlos para usar Thumb durante cinco días, durante dos o seis horas diarias mientras realizaban tareas rutinarias. Su evolución se comparó con la de 10 sujetos que hicieron lo propio, pero con una versión estática de Thumb, puramente estética y en absoluto funcional.

Durante el experimento pudo verse cómo los movimientos de las manos cambiaban para optimizarse a su nueva anatomía. También los investigadores realizaron un estudio con resonancia magnética funcional que permitió analizar la actividad del cerebro de los sujetos antes y después de adaptarse a las prótesis. Efectivamente, en tan solo 5 días y sin haber tenido que introducir ningún interfaz cerebro-máquina, la actividad cerebral asociada a las manos había cambiado notablemente. Cambios que se revirtieron en menos de 7 semanas tras dejar de usar Thumb.

Este experimento  demuestra la notable plasticidad cerebral que da la capacidad para reconfigurarse adoptando nuevas funciones o “recalibrando” las antiguas.

Esto abre la puerta al desarrollo de nuevas prótesis, cada vez más precisas y menos agresivas con el propio cuerpo.

Se ha avanzado mucho desde que las prótesis solo tenían una función estética y, aunque el camino recorrido ha sido enorme, este tipo de avances nos recuerdan todo lo que aún queda por delante.

Ver más de Dani Clode: http://daniclodedesign.com/