Por Fabrizio Turturici

Sebastián Maril es un financista argentino que vivió muchos años en Estados Unidos. Allí, obtuvo su posgrado en Gestión Internacional en el Manhattanville College, para luego trabajar inmerso en la vorágine diaria de las oficinas de Wall Street. Inclusive, llegando a ser asesor de los fondos buitres. Para Maril, salir del default implica poder acceder a dólares baratos y atraer inversiones. Para Maril, y ya hablando en torno de las elecciones en Norteamérica, “los demócratas quieren que Trump gane (en las primarias de los republicanos) para que Hillary tenga un camino más allanado hacia la Casa Blanca”

El ahora editor de Inversor Global ofreció una extensa entrevista a Conclusión en la que opinó sobre el futuro económico del país en medio de esta batalla con los holdouts. Además, Maril, que vivió en el corazón del capitalismo mundial, reveló los entramados de la política estadounidense que empañan la Casa Blanca, llegando a realizar comparaciones con la serie House of Cards.

—¿Se puede confirmar que Argentina, por fin, ganó la batalla de quince años contra los holdouts?

—Ni remotamente. Es cierto que en los papeles, es el comienzo del fin. Pero para que llegue el final, aun faltan muchas instancias y todas deben ocurrir en los próximos treinta días. Estamos viendo un desfile de acreedores circulando por los pasillos de la Corte de Nueva York, apelando por el fallo de Griesa. En paralelo, el Gobierno de Macri tiene que manejar sus relaciones políticas para que el Congreso derogue las leyes de Cerrojo y Pago Soberano, sin hacer muchas concesiones. Los opositores deben entender que no pueden pedir el mundo, porque el futuro económico de Argentina pende de una cuerda.

—Pero está en una encrucijada y debe consensuar a cualquier costo, para que el caso no vuelva a foja cero…

—Por eso digo que no es sencilla la situación y no está asegurada ni mucho menos. Los gobernadores pedirán una bestialidad de dinero a cambio de levantar la mano en el recinto. Y en parte es entendible, porque lo necesitan para financiar sus provincias. Es complicado.

—¿Qué nueva etapa se abre para Argentina si acuerda con los holdouts y se reinserta en la economía mundial?

—Lo importante es que el país y sus empresas puedan emitir deuda afuera, ya que en los últimos tres años, las únicas firmas radicadas en el país que salieron a buscar dólares fueron YPF, Mastellone Hnos. (La Serenísima) y Arcos Dorados (McDonald’s). Si se cierra el acuerdo, las empresas nacionales podrán conseguir dólares baratos en el exterior, lo que las ayudará a crecer. Además, un país que sale del default abre las puertas para que capitales extranjeros inviertan acá. Lo que sucede ahora es que los códigos corporativos de la mayoría de las empresas del mundo impiden invertir en países que están en situación de default.

—¿Qué opinión tiene de la visita de Obama a la Argentina?

—Te guste o no el personaje, que un presidente de los Estados Unidos, sea republicano o demócrata, nos visite, es un hecho muy importante. Sobre todo para Argentina, a la que hace más de veinticinco años que no llega de manera oficial un primer mandatario norteamericano. De todos modos, Obama, vaya donde vaya, es recibido por manifestaciones en contra. Así que, está acostumbrado a eso. Lo importante no es la llegada de él en sí, sino con quién viene y qué anuncios trae. A Obama le quedan diez meses de mandato, pero Estados Unidos tiene políticas de Estado. Es decir: rara vez lo que hace un gobierno es deshecho por el siguiente. Las inversiones que anuncie seguirán vigentes con Hillary, Trump o quien sea. Es sustancial recibirlo lo mejor posible, porque se inicia una nueva etapa entre Argentina y Estados Unidos.

—Cambiando de tema, ¿qué panorama dejó el supermartes en Estados Unidos?

—Por el lado republicano, se esperaba que Donald Trump ganase once de doce primarias y terminó ganando siete. Lo mismo en el partido demócrata: Hillary Clinton se quedó con siete. Si lo medís por expectativas, no le fue tan bien a Trump como a Hillary. Pero si lo mirás por el lado de la sumatoria de delegados, es un resultado bastante positivo para Donald. Ya que para hacerse con la nominación, necesita 1.237 delegados: hoy mismo suma 316 (y el segundo es Ted Cruz con 166).

—En esta batalla electoral, ¿quién está arriba en las encuestas?

—Hoy, Hillary está por encima de Trump, aunque por la mínima. Las encuestas de la NBC publicadas la semana pasada le dan 5 puntos de ventaja a la demócrata. De todos modos, en Estados Unidos no se vota por el voto popular, sino por el voto electoral. Entonces, más allá de lo que digan las encuestas, hasta más adelante no sabremos qué va a pasar.

—Desde acá, se ve al candidato republicano como un caudillo populista, agresivo y hostil. ¿A qué se debe el fenómeno Trump?

—Donald Trump está captando el voto bronca. Son veinte años de que la clase política norteamericana haga oídos sordos a los reclamos de sus ciudadanos. Lo mismo se ve del otro lado, el demócrata, con un Bernie Sanders que está teniendo buenos resultados. De todos modos, Trump no es republicano ni conservador. Escribí varias notas sobre esto y hasta publiqué documentos que demuestran que Trump estuvo afiliado al partido demócrata, reformista e independiente. Asimismo, en la composición de los seguidores de Trump, se encuentran republicanos, independientes y demócratas; de derecha, de izquierda… Es un conjunto de varias cosas.

—Es decir, ¿un demócrata puede votar a Trump?

—Más de un demócrata, perfectamente, ya está votando a Donald Trump. A eso también es lo que apunta el candidato, por más que agreda a la oposición. Las primarias en Estados Unidos pueden ser abiertas o cerradas. Si vos sos demócrata, en la primaria abierta podés votarlo. En las cerradas, sólo pueden hacerlo los republicanos. Por eso, los resultados que tuvimos hasta ahora, hay que tomarlos con pinzas. Por ejemplo, en Massachusetts, hubo 25.000 demócratas que votaron a Trump.

—¿Y cuáles son los motivos?

—Los motivos son dos. En primer lugar, los demócratas quieren que Trump gane para que Hillary tenga un camino más allanado hacia la Casa Blanca (en vez de votar a Clinton que ya está nominada). Y segundo, porque como dije antes, los seguidores de Trump son de varios partidos. Por eso mismo, el resultado de las primarias es algo extorsionado y poco cierto, pero históricamente ha sido así.

Sebastián Maril, asimismo, vivió quince años en Estados Unidos y tuvo el privilegio reservado para pocos de trabajar como financista en las oficinas de Wall Street, Nueva York. Habiendo conocido las raíces más profundas del emporio capitalista, se le pregunta qué crítica tiene del mismo: “Estados Unidos fue, es y será una primera potencia mundial por algún motivo. Y ese motivo es, principalmente, la visión que tienen sobre las personas. El individuo es capaz de hacer lo que quiera sin que nadie (el gobierno) lo moleste. Desde el siglo XVII, todos los grandes inventos que usamos a diario, son norteamericanos, prácticamente. Y eso no lo hizo el gobierno: sino el individuo. La libertad de las personas ha hecho que Estados Unidos sea lo que es hoy. Y esa es la cultura que una familia le impone a sus hijos, para que sean autosuficientes lo antes posible. Si un chico de dieciocho años vive en casa de sus padres, los mismos le cobran alquiler. Para que sean alguien en la vida, sin depender de otros.

—A la hora de hablar sobre cierta relación –si se puede- entre la política argentina y estadounidense, acá existe una falsa creencia de que todas las instituciones yanquis funcionan a la perfección, que no existe la corrupción y demás. ¿Puede desmitificar eso?

—En primer término, Argentina es más europea que norteamericana, por más que llenemos los vuelos a Miami. Tenemos una cultura socialdemócrata europea. Por supuesto que en Estados Unidos existe la corrupción, como en todos lados. La diferencia es que la corrupción, cuando se encuentra, se castiga. Vas preso seas quien seas. Ahora mismo hay políticos, empresarios y cualquier tipo de ciudadano en cárcel por delitos, ya sean pequeños o grandes. Y no solamente se castiga la corrupción, sino cualquier rumor de campaña o inconsistencia en su declaración jurada. Por ejemplo, si allá, a un candidato a presidente le hubieran encontrado en la declaración jurada una lancha por 1.200 pesos, el mismo se baja inmediatamente. Esa persona es castigada por la misma sociedad, que no la votará jamás, que le exterminará su futuro en la política.

—Jugando con estos paralelismos, ¿qué pasaría en Estados Unidos si una campaña electoral fuera financiada con dinero negro proveniente del narcotráfico?

—(Ríe). Lo que sucede es que las leyes de campaña en Estados Unidos, son muy complejas y están básicamente financiadas por empresas. Los individuos sólo podemos aportar 1.300 dólares. Respondiendo a tu pregunta, si se comprueba que la campaña fue costeada por dinero con olor a efedrina, no sé qué sucedería. Sí sé que no haría falta comprobarlo: con sólo el rumor, le tumbarían la candidatura.

—Lo que vemos en House of Cards, ¿es algo similar a lo que sucede en la política norteamericana?

—La serie está hecha a imagen y semejanza de Bill Clinton y Hillary Clinton, está adaptada a la vida de ellos. Obviamente, el presidente no mató a nadie. Está dramatizado, pero la ambición de poder de ese matrimonio se refleja en House of Cards (los mismos productores lo confirmaron). Además, la serie está producida y escrita por asesores políticos que son expertos y estuvieron en diferentes períodos en la Casa Blanca, tanto demócratas como republicanas. House of Cards manifiesta lo mejor posible la vida cotidiana de la política estadounidense…